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REGLA #10: Cuando un alfa te quiere cortejar tu tienes que aceptar gustoso.
No todos los alfas tienen el valor para declararse a un Omega.

El Omega estaba en el parque luego de la desastrosa cena con su familia.

Tenía un poco de frío ya que, al haber anocheciendo la temperatura había bajado a notablemente.

Mientras estaba sentado en la banca mirando a las demás personas que había por la zona, se puso a pensar si en algún momento iba a poder ser así de feliz como la gente que había ahí.

Era una pregunta tonta, o bueno quizás para otra persona.

Pero para él, era una pregunta sería. Ya que, al ser dejado por varios Alfas debido a si actitud, su personalidad... O más bien, por todo su ser en si.

Su autoestima iba decayendo.

Y aunque no le haya dicho a nadie sobre eso, poco a poco sabía que sus inseguridades hacen que no ya no tenga la confianza que alguna vez tuvo.

Al principio nunca le importaba como se vestía, si estaba de negro, blanco, gris o celeste o rosa. Pero luego de años en los que vio como sus primas o primos Omegas eran el mismo reflejo a muñecos de porcelana, con el tiempo que pasaba... peor se sentía.

En las cenas familiares tenía que aguantar a sus tías y tíos hablar maravillas de sus hijos. Mientras que sus padres con suerte recordaban que tenían dos hijo y no una sola hija Alfa.

El siempre fue el Omega defectuoso.

Sus padres nunca dijeron que se sentían orgullosos de él, aún cuando había conseguido más de una medalla de primer lugar en proyectos de artes o académicos. A sus padres no le interesaban cuántas medallas de oro por ganar las ferias de ciencias tenía, ah pero las medallas de hasta el duodécimo lugar de Taekwondo de su hermana tiene colgada.

Y no es para que se mal intérprete, Sunoo está más que orgulloso de su hermana Alfa, aún cuando ella es la mejor. Siempre va a estar esa sonrisa sincera en su rostro cuando la ve pelear y obtener una victoria.

La envidia no entra en este problema, el problema radica que a sus padres les importa más su hermana Alfa que el siendo un Omega.

Tan colgado estaba en su mundo mirando a la nada que en ningún momento se dio cuenta el aroma a hierva buena que lo rodeaba.

— Sunoo

El nombrado dio vuelta su rostro encontrándose con Yeonjun.

El Alfa era imponente, pelinegro de ojos marrones. Era atractivo, de eso no lo iba a negar. Es alto, tenía carisma, era bueno, tenía paciencia y era comprensivo.

O eso pensó en su momento.

Siempre pensó que era amable y bondadoso como se mostraba en casi todos lados, siempre una bella sonrisa en rostro haciendo juego con esos felinos ojos cafés que lo hacían más exótico. Y es más, hasta salió una vez con él, bueno, eso fue hasta que descubrió que era una falsa máscara.

— Yeonjun—dijo en modo de saludo.

No quería conversar con nadie, no quería encontrarse con nadie, y el hecho que haya ido a ese parque en concreto fue porque era el más desolado de los que eran sus compañeros de aula o si quiera de su colegio.

— ¿Puedo sentarme? —preguntó el pelinegro  apuntando el banco.

— Aunque te diga que no, harás lo que tú quieras. —exclamó molesto y no disimuló su desagrado— Así que, hazlo.

Con un asentimiento el Alfa se sentó mirando el perfil del Omega que estaba a su lado.

— Tu madre me dijo que estarías aquí —soltó de repente y vio como el Omega se tensó dejando salir todo el aire que no sabía que tenía contenida— Por lo que vi pelearon...

— ¿Qué es lo que quieres Yeonjun? Ya sabes todo ¿Qué rayos quieres? —habló mirándolo al los ojos— Mira el hecho de que mi padre y tú padre sean amigos y quieren que nosotros seamos pareja no hace que nosotros lo seamos. No te puedo ver ni en pintura, Yeonjun y el hecho de que aproveches hasta la mínima para verme o hablarme me da asco.

— Oye no tienes que ser tan duro conmigo —se quejó el Alfa aguantándose un gruñido.

— ¿Tan duro contigo dices? —repitió bien y dejó salir una risa sarcástica sin humor— El día que te propasaste conmigo y me trataste como una puta no parece llegar a tu memoria.

El Alfa que estaba haciendo hasta lo imposible para no dejar salir aroma de enojo o molestia respiró profundamente.

— Ya te pedí disculpas...

— Y tus disculpas me las paso por el trasero —habló sin trapujos.

El hecho de que ese Alfa esté ahí era lo suficiente para molestarlo al punto de ponerlo de mal humor.

— Déjame cortejarte, Sunoo. —soltó de repente mirando cómo el Omega se quedó inmóvil unos eternos segundos— Déjame ser tu Alfa.

— Primero muerto antes de ser tu Omega —murmuró lo suficientemente alto para que el otro escuche.

— Tu padre te ha enseñado a qué un Alfa no se lo rechaza...

— Pues ya lo hice —dijo y se levantó de su lugar para colocarse su mochila.

— Te quedarás solo si me rechazas, ningún Alfa en la preparatoria te quiere. Todos hablan de lo vulgar y de carácter de mierda que tienes.

— Realmente me alegro que piensen así. Así no me aguanto los intentos de coqueteos

— Sunoo, nadie más te querrá como su Omega —exclamó ahora más alterado— ¿Te piensas que alguien te aguantará a ti y a tus berrinches? Nadie, yo soy tu única y más fiable salvación.

— Primero muerto antes de ser tu Omega Yeonjun —volvió a decir girando para empezar a caminar en las contrario a su casa.

— Tu familia te abandonará si sigues así.

Eso fue algo que hizo a Omega frenar en secó.

𝐌𝐀𝐍𝐔𝐀𝐋 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐒𝐄𝐑 𝐔𝐍 𝐁𝐔𝐄𝐍 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀•| Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora