Capítulo 1: Amigos

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Nunca he tenido amigos.
Lo sé, triste ¿no?
Bueno, no es mi culpa que la mayoría de la gente sea tonta.

En resumen, nunca hubo nadie que se me acercara para entablar una conversación conmigo y yo nunca fui lo suficientemente valiente para hablarle a la gente, siempre he sido muy tímida.
Pasaban los años y yo seguía sola, todo el tiempo leía o dibujaba, no hacía nada más.
A veces envidiaba a la gente, no entendía por qué a todos se les hacía tan fácil conseguir amigos, cuando yo por más que lo intentaba no se me daba. Así fue por un tiempo, hasta que en quinto grado de primaria conocí a estas dos chicas: Charlotte y Pamela.
Ellas dos fueron mis amigas en ese año, nos llevábamos muy bien las tres, hasta que como siempre me pasaba, se alejaron de mí.
Supongo que Shawn y su tonto séquito les habrán dicho algo malo de mí.

Shawn era mi acosador personal, desde que llegué a esta escuela en kínder nunca me había tratado bien, cuando yo en realidad nunca le hice nada...supongo que le desagradé en el momento en el que me vio.

Su grupo estaba formado por 4 personas: Jazmine, Rosalya, Alex y Lysandro.
Ellos se dedicaban a molestar a la gente, ya que se creían superiores a cualquiera de nosotros, creo que hasta entre ellos se menospreciaban.

Cuando Charlotte y Pamela dejaron de hablarme no le di mucha importancia, a fin de cuentas, estoy acostumbrada a estar sola la mayoría del tiempo.
Comencé a hacer lo de siempre, leer y dibujar, nada más. Así fue durante el resto de quinto grado.
En sexto de primaria el grupo creció un poco más, llegaron dos nuevos chicos a los cuales no quería hablarles, ya había aprendido con Charlotte y Pamela.
Aunque yo no quisiera hablarles ellos se acercaron a mi cuando me vieron dibujando en mi banca, rayos.

— Hola— dijo el chico nuevo, usaba lentes y tenía el cabello un poco despeinado, no era nada guapo si me lo preguntan— pero qué bonito dibujas.
— ¿Estos dibujos deformes te parecen bonitos? — dije un poco confundida, nadie nunca me había dicho que mis dibujos eran bonitos además de mi madre.
—A mí no me parecen deformes— dijo que otro, él era rubio y estaba un poco pasado de peso, tenía unos ojos hermosos.
—Pues gracias, supongo— no sabía qué decir, esta era la conversación más larga que había tenido en mucho tiempo.
—De nada— el chico de lentes sonrió— mi nombre es Daniel y él es Jonathan.
—Mucho gusto— sonreí de lado.

Al final no hablamos más, pero se sentaron en las bancas vacías que había a lado mío y nunca pararon de ver cómo dibujaba, sentía bastante presión al sentir sus miradas en mí.
Cuando el día acabó los dos chicos se me acercaron para despedirse de mí, yo los despedí de la forma más amable que pude y me fui a la puerta de salida. Era raro pero lindo a la vez, de seguro traía una sonrisa estúpida en mi cara porque mi mamá me preguntó por ello, yo le dije que no era nada, solo que había tenido un buen día.

Sácame de la oscuridad(RE SUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora