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Al entrar en su casa su madre la recibió con un gran abrazo, eso la pilló por sorpresa y casi cae al suelo.

—Ay hija que preocupados estábamos —le decía su madre sin soltarla.

—¿Por qué? ¿Ha pasado algo? —Cal ya conocía la respuesta, pero no podía dejar que ellos sospechasen.

—Ha habido un ataque sihiri, aquí en Xusan —le respondió su padre, tenía muchos papeles en las manos —alguien ha alertado a los guardias sobre un ataque en el bosque de Nerissa —su padre se acercó y la abrazó también ¬—y como no sabíamos nada de ti estábamos preocupados.

—Oh, no me había enterado —mintió lo mejor que pudo.

Sus padres la soltaron, Izal se fue a la cocina, pero su padre se quedó a su lado.

—Lo importante es que estés bien, si ves algo o sientes algo extraño, cualquier cosa, sabes que estamos para ti —Cal sonrió y abrazó a su padre.

—Nale, ven a ayudarme —gritaba Izal desde la cocina.

—Ya voy.

Cal subió corriendo las escaleras, el corazón le latía como un caballo desbocado y tenía ganas de llorar, pero no podía hacerlo, no se lo podía permitir ahora.

—Cal, baja a cenar —la llamó su madre desde el piso de abajo.

El tema de conversación central fue una pequeña discusión entre sus padres, Izal, hablaba sobre lo malvados que eran los sihiri, y como deseaba que los atrapasen, mientras que Nale afirmaba que no habían visto a nadie en el bosque, que puede haber sido cualquier cosa.

Cal se disponía a subir a su habitación cuando su padre la detuvo.

—Quédate con nosotros, que no te hemos visto en todo el día.

—Vale.

Su madre sacó un juego de mesa, el favorito de sus padres consistía en crear un reino fuerte con poblados, ciudades y el ejército más fuerte que pudieses hacer. Su padre puso la televisión mientras colocaba el tablero y las fichas, para escuchar un programa cómico que emitían en su canal favorito.

Mientras jugaban, el programa, fue interrumpido por un anuncio oficial de la reina, Cal la había visto muchas veces, pero le sorprendía que aquella mujer fuese real, tenía unos treinta años, tenía una envidiable melena dorada y unos grandes ojos azules, parecía una muñeca de porcelana, comenzó a hablar, su voz era dulce y tranquila.

—Buenas noches a todos, como muchos ya sabrán hoy nuestra capital ha sufrido un ataque por parte de los sihiri, pero no debéis preocuparos, actualmente la guardia real está realizando investigaciones y pronto será juzgado y condenado por sus crímenes. He de recordarles que si tienen cualquier clase de información deben comunicárselo a la guardia, sino, será considerado como un simpatizante y sufrirá el mismo destino que el sihiri. Mantengan la calma y disfruten del resto de la noche —la transmisión se cortó y volvieron a retransmitir el programa que estaba puesto anteriormente, sus padres siguieron jugando como si nada hubiese pasado.

—Cal, ¿estás completamente segura de que no viste nada cuando saliste? —preguntó de repente su padre.

—Sí, pasé por el bosque, pero debió ser antes porque estaba todo tranquilo —esa respuesta satisfizo a su padre, que continuó tranquilamente la partida.

Estuvieron jugando hasta que su padre tuvo que ir a atender una llamada del trabajo, la partida se dio por terminada y Cal subió a su habitación, y se puso el pijama lo más rápido que pudo, mientras se lavaba los dientes escuchó su móvil vibrar, tenía una gran cantidad de mensajes de Nesta

Crónicas De Alaviv 1: Buscando En El Abismo® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora