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Al día siguiente fue al lago y esperó un largo rato hasta que llegó Zander, le siguió a través de varios callejones hasta llegar a una casa medio en ruinas. El interior era completamente distinto a la fachada, era un gran espacio gris, con grandes pantallas y gente trabajando por todos lados, unos investigaban para crear nuevas armas, otros armaban estrategias, y en unas habitaciones apartadas había algunos que entrenaban el manejo de armas, con sus poderes, o peleas cuerpo a cuerpo. Entraron en una de estas y se encontraron a Seth peleando contra Evander, se atacaban, esquivaban y encajaban golpes, pero sonreían mientras lo hacían, se notaba que disfrutaban, el combate finalizó con Evander encima de Seth, inmovilizándole un brazo a su espalda.

—Hola chicos —ambos levantaron la cabeza, no se habían percatado de la presencia de sus espectadores —Ev suelta a tu hermano anda —el chico le soltó y ambos se levantaron.

—¿Qué os trae por aquí? —preguntó Seth tocándose el grado que su hermano le había retorcido.

—Quiero que enseñéis a Cal a pelear.

—¿Perdona? —dijo la aludida.

—Va a empezar una guerra, necesitamos estar todos preparados, además no estarás sola, venga pasa —dijo haciendo señales a otra de las puertas para que Nesta pasase.

—Os dejó solos, Cal, cuando acabéis ven a verme donde nos hemos encontrado.

Se fue, dejando al cuarteto en silencio, Seth fue a por una toalla para secarse el sudor y Ev salió de la habitación, volvió a los minutos con un pequeño objeto que dejó en una mesa, era un reloj de arena completamente blanco, lo que hacía destacar el polvo, negro como el carbón, que se encontraba en su interior.

—¿Para qué es esto? —preguntó Cal curiosa.

—Sirve para ralentizar el tiempo, debemos usarlo únicamente en situaciones excepcionales, pero como vamos un poco apurados lo vamos a usar —contestó Evander.

—¿Y podemos utilizarlo todo lo que queramos?

—No, solamente una vez al día.

—En realidad podemos emplearlo todas las veces que queramos, pero si lo usamos más de una puede tener graves consecuencias. Y ahora que está todo claro ¿empezamos?

Ev le dio la vuelta al reloj y todo a su alrededor se paralizó. Comenzaron la lección por lo básico, primero formas de defesa y luego algún golpe simple, al acabar ambas chicas estaban agotadas y bañadas en sudor. Ev volvió a darle la vuelta al reloj.

—Creo que es suficiente por hoy, ¿cómo os sentís?

—Fenomenal, no podría estar mejor —respondió Cal jadeando —¿cuánto hemos estado?

—Diez minutos —contestó esta vez Seth.

Las chicas salieron del edificio juntas, pero al poco tuvieron que separarse, Nesta estaba rara, su personalidad alegre estaba escondida bajo una gran capa de seriedad que ahora la dominaba, pero Cal no le dio importancia, ya que la chica había pasado por mucho últimamente.
Caminó sola hasta el lugar de encuentro acordado con Zander, el hombre la guió hasta unas cavernas en cuyas paredes había pintada una historia, Cal la tocó y tuvo una visión:

Gente corriendo a su alrededor.

Caballos galopando.

Llantos y gritos por doquier.

Guardias de Sereia contra los sihiri vestidos de negro.

Una luz cegadora inundó la estancia

Se acabó.

—¿Qué era eso? —preguntó Cal un poco histérica.

—Eso es lo que nos espera.

—E... Esa es la guerra que debo impedir.

—Efectivamente, eso que has visto es la batalla final y esa luz es...

—Yo, ese es el don del que me hablaste ¿verdad?

—Sí.

—¿Qué les sucederá a los que alcance lo que quiera que sea eso?

—No lo sé, a todo el que ha tocado se le ha mostrado la misma visión que a ti.

—Enséñame lo que debas —dijo mirándole a los ojos.

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Los padres de Cal habían sido llamados al palacio para reunirse con la reina, estaban nerviosos, ya que probablemente les dirían algo de Cal, ya que la reina se había reunido con ella antes de su desaparición.

—Buenas, señor y señora Morris —saludo al monarca mientras les estrechaba la mano —siéntense por favor. Les he llamado hoy para hablarles de su hija.

—¿Está bien? ¿Dónde está? ¿Qué le ha pasado? —preguntó la madre de Cal preocupada.

—Tengo entendido que está bien, actualmente se encuentra en la isla de Helah.

—¿Y qué hace mi hija allí? —intervino está vez su padre.

—Su hija es una simpatizante sihiri, al parecer un compañero de clase era en realidad un sihiri con la misión de convencerla para irse con él, lo ha conseguido, pero no se preocupen, pronto enviaremos tropas a Helah para plantarles cara a loa sihiri.

—¿Qué pasará con ella?

—Por eso les he traído aquí, ustedes viajarán a Helah cuando sepamos donde se encuentra su hija y una vez allí la convencerán para que vuelva con nosotros
.
—Lo haremos, puede confiar en nosotros.

—Perfecto, estaremos en contacto. Les agradezco su colaboración.

Acompañados del mayordomo salieron del palacio y volvieron a su casa.

Acompañados del mayordomo salieron del palacio y volvieron a su casa

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Crónicas De Alaviv 1: Buscando En El Abismo® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora