16

43 21 20
                                    

Insertó las coordenadas en el GPS de su teléfono y siguió sus instrucciones hasta un parque, no parecía sospechoso, los niños jugaban, alguna pareja hacía un pícnic en el césped, pero Nesta no dejó que esa amable imagen la distrajera de lo que realmente hacía, y del peligro al que se encontraba expuesta. Continuó caminando, siguiendo las indicaciones que el aparato le daba, hasta llegar a un mirador de madera que estaba colocado sobre las aguas cristalinas de un pequeño lago, allí no había nadie, pero decidió esperar por si aquel que la había citado se retrasaba.

Se apoyó en la barandilla, admirando el reflejo de la luz solar en el agua, escuchó algo a su espalda, pero antes de que pudiese darse la vuelta para enfrentar al desconocido, todo se volvió negro.

﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌
—Sí, vale.

Cal sabía que algo andaba mal, Seth había recibido una llamada desde Sereia, y no era de Nesta. Pegó su oreja a la puerta, con la esperanza de escuchar la conversación, pero solo captaba pequeños fragmentos de esta, que no ayudaban a sacar una idea clara de lo que había pasado.

—Pues ya sabes lo que tienes que hacer —escuchó decir al chico, notablemente molesto.

...

—Cuando lo hagáis, escondeos en un lugar seguro, puede que os hayan visto, venid a Helah si no hay otra opción.

...

—Entendido, mantenme informado.

Los pasos de Seth se dirigieron a la puerta, y Cal se alejó lo más rápido que pudo para no ser descubierta con su amigo, se sentó en el sillón y agarró un libro que estaba cerca, estaba en chingbe, pero era muy tarde para alcanzar uno en su idioma.

Seth agarró una silla y la puso frente a cal, se sentó, arrancó suavemente el libro de las manos de Cal, para poder agarrarlas, se le notaba afligido y frustrado.

—Cal, tengo que decirte una cosa y lo siento, pero no es bueno.

—¿El qué? ¿Qué ha pasado Seth? —Cal podía oír su corazón retumbando en su pecho, el miedo inundó su cuerpo, poniéndose en lo peor.

—Nesta ha desaparecido, llegó al punto donde la citaron y desapareció, nadie vio a quien se la llevó.

—¿Cómo? ¡Se suponía que ibais a protegerla! —la chica soltó las manos de Seth y se puso en pie —no tendría que haber dejado que fuese, sabía que algo así iba a pasar.

—Cal, relájate, vamos a encontrarla, mis amigos son grandes rastreadores y...

—¿Tus amigos? ¿Esos que iban a proteger a Nesta? ¿Aquellos en los que deposité mi confianza? —las lágrimas corrían por las mejillas de Cal —No puedes pedirme que escuche lo que me dices y me fíe ciegamente de ti, ¿tienes alguna garantía de que todo saldrá bien?

—No, tendrás que confiar en mí —sentenció Seth.

—Ya lo hice, y ahora Nesta ha desaparecido. Me voy.

Salió de la casa dando un portazo, caminó por las calles de Garin hasta llegar a su casa, Dhara se acercó a recibirla, pero la apartó con la mano y se encerró en su habitación.

Se tiró en su cama, todo había sido por su culpa, si se hubiese estado quieta, si no la hubiese dejado sola, probablemente estaría bien. Se quedó ahí toda la tarde, acurrucada junto a su almohada, bajo las sábanas.

A la hora de la cena Dhara le llevó un plato que no se comió, cuando volvió a recogerlo intentó hablar con Cal, pero esta no respondió, así que se fue.

Ya era muy entrada la noche, debían ser las cuatro de la mañana y continuaba tumbada en la cama, llorando de la impotencia y la rabia que lo que había pasado le causaba.

Crónicas De Alaviv 1: Buscando En El Abismo® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora