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Nesta entró a clase completamente sola, llevaba años sin hacer eso, ya que todos los días iba con Cal, pero ella había decidido escaparse con un sihiri al que acababa de conocer, le guardaba rencor, pero le aliviaba que no fuese a haber una guerra, Nesta creía que si no había más ataques sihiri la reina no haría nada.

Todos sus compañeros la miraban, no era de extrañar, ya que la cara de Cal salía en las noticias, sus padres la estaban buscando y habían usado su influencia para que a nivel nacional se conociese la desaparición de su hija, Nesta quería contarles que está bien, que ha huido para ser feliz, sin importarle a quien deja atrás.

Un guardia real entró al aula, esto le trajo recuerdos de la primera vez que se llevaron a Cal, ahí había empezado todo, si la reina no hubiese llamado a Cal ese día, si no le hubiese contado esa profecía todavía seguiría allí con ella, su vida no habría cambiado y su mejor amiga estaría sentada a su lado.

Cuando la profesora entró al aula, miró confusa al sujeto, caminó hasta su mesa, dejó los libros sobre la mesa y colocó sus gafas antes de empezar a hablar.

—Buenos días, chicos, sentaos por favor —no le quitó la mirada de encima al guardia, se la veía incómoda —este es, disculpe, ¿cómo se llama?

—Mi nombre es Koopus Suniqo, jefe de la cuarta división de la guardia real, vengo a comunicaros que, debido a los recientes acontecimientos ocurridos en nuestra ciudad, nuestra reina ha decidido incrementar la vigilancia en todos los espacios, en este caso, un guardia será asignado para controlar cada clase. Os recuerdo que si alguien simpatiza con algún sihiri será juzgado y castigado, se agradecerá la colaboración de todo aquel que tenga información sobre nuestros atacantes, o que conozca el paradero de vuestra compañera, Cal Morris —salió de la sala al terminar de hablar, todos en la clase murmuraban.

Un guardia, aparentemente de menor edad que Koopus entró, situándose al lado de la puerta, la situación era extraña y todos estaban visiblemente incómodos, pero la profesora comenzó la clase intentando aparentar que no pasaba nada, sin éxito.

Pasaban las horas, todos los profesores tenían la reacción ante en visitante, el último profesor lo pasó extremadamente mal, estaba pálido y sudando, tanto que Nesta creyó que iba a desmayarse.

Cuando acabó la jornada, Nesta emprendió el camino hacia su casa, sentía que alguien la estaba siguiendo, pero lo achacó a los nervios de estar al borde de una guerra, el momento en el que había entrado Koopus en clase habían caído todas las esperanzas que tenía de que se iba a evitar, estaba enfadada con Cal, ella debía evitarlo y les había abandonado por escaparse con un chico al que acababa de conocer, era sospechoso, no lo había pensado hasta ahora, pero era raro que Cal actuase así, decidió escribirle para intentar sonsacarle información.

Nesta: Hola

Nesta: ¿Cómo estás?

Nesta: Esto está fuera de control, han puesto vigilancia en toda la ciudad, incluso hay un guardia a cada clase.

No obtuvo respuesta, los mensajes ni siquiera llegaban al teléfono de Cal, estaba preocupada, así que probó suerte escribiendo, esta vez a Seth.

Nesta: Oye.

Nesta: Sé que Cal está contigo, así que déjame hablar con ella.

No tenía muchas esperanzas, pero para su sorpresa el chico no solo leyó los mensajes, sino que la llamó.

—No te voy a dar ninguna clase de información, no me vuelvas a llamar a este número, ni intentes rastrear mi teléfono, te aseguro que no lo conseguirás —fue lo único que dijo el chico antes de colgar.

Crónicas De Alaviv 1: Buscando En El Abismo® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora