one-shots traducidos de Alldazai

De Cabernet y Confort"ChuuDaz"2

La noche después de despertarse solo en la cama de Dazai, Chuuya busca alivio en el fondo de una botella de vino tinto del 89 muy cara. En cambio, no encuentra nada, y lo ha hecho en todas las botellas desde entonces. Secuela de De dolor y amor

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La noche después de despertarse solo en la cama de Dazai, Chuuya busca alivio en el fondo de una botella de vino tinto del 89 muy cara. En cambio, no encuentra nada, y lo ha hecho en todas las botellas desde entonces.

Kouyou tiene buenas intenciones, pero hace que los meses posteriores a la desaparición de Dazai sean aún más difíciles, acribillándolo con la pregunta: "¿Estás bien, muchacho?" Siempre dice que sí, aunque no lo es. Cuando su frecuencia disminuye, Chuuya se siente aliviado de no tener que seguir mintiéndole o tratar de hacerlo realidad repitiéndolo una y otra vez.

Su peor temor al principio es que Dazai finalmente se haya suicidado. Ninguno de sus otros miedos importa porque despertarse solo en la cama de Dazai envía un mensaje claro: todo lo que hicieron esa noche no fue más que sake y dolor; no significaba nada más. Eso sin mencionar los restos destrozados de su coche. Cuando está sobrio, Chuuya olvida sus sospechas, pero cuando comienza a buscar consuelo en una botella de vino tinto, sabe que la masa de metal conflagrado es la forma en que Dazai quema un puente. La acción es crudamente literal.

Le toma un año y medio, pero en una noche particularmente mala, está a la mitad de su segunda botella de Malbec cuando algo hace clic, una vieja sospecha de que debería haber sabido mejor que descartar la primera vez. Conoce a otro hombre de pelo rojo y ojos azules. Bueno, lo sabe. Mira el vino en su copa y de repente piensa en el retrato de Oda, y sabe que nunca fue él. Así que bebe un poco más y se queda dormido en su cama vacía mientras las lágrimas brotan de sus ojos y ese dolor en su interior finalmente muere.

Al menos... hasta que Dazai vuelva a aparecer, esta vez un cautivo de Port Mafia. Su primer encuentro es tan típico, nada más que burlas, insultos y declaraciones de disgusto (excepto por los zapatos de Chuuya, aunque eso es una broma como toda la situación y todo lo demás que dice Dazai). Cuando Dazai confirma que colocó la bomba debajo del auto de Chuuya, Chuuya actúa sorprendido, pero para entonces, puede recordar que sospechó de Dazai todo el tiempo.

El dolor vuelve con Dazai. También los sueños, los que lo pondrían duro si no le dolían el pecho. El vino que bebe antes de acostarse no hace nada para limpiar esas manchas en su inconsciente, y vuelve a la conciencia anhelando algo cálido contra lo que acurrucarse. Todo lo que tiene son sus propias mantas, un pobre sustituto de lo que realmente quiere.

Todo el asunto del gremio y la lucha contra Lovecraft ... es como si no hubieran estado separados durante cuatro años, como si todavía fueran socios en algo . Dazai lo salva de la corrupción, pero eso es todo. No es sorprendente, considerando que Dazai ha cambiado de bando. Después de toda la prueba, bebe con Mori y Kouyou y se queja demasiado de Dazai. Si sospechan algo, no lo dicen, y Chuuya es libre de seguir buscando consuelo en su copa de vino. Por primera vez en mucho tiempo, cree que podría alcanzarlo.

Vuelve a su lujoso apartamento, una de las ventajas de ser un ejecutivo de Port Mafia, medio borracho, con planes de emborracharse al final del día. Atasca la llave en la puerta, se quita el abrigo y los zapatos y camina directamente al botellero de la encimera de la cocina. "Mierda Dazai", gruñe con cada giro del abridor de vino. El corcho se suelta y toma un trago largo directamente de la botella. Cuando se detiene a respirar, se pregunta por qué está tan mareado. Probablemente algo que ver con su altura, no es que él lo admitiera. Entonces, se encuentra recordando:

Ahoga ese recuerdo en otro trago de vino y se dirige hacia su sofá. Cuando llega, se tapa los ojos con el Rimbaud y deja que el vino lo saque más de sí mismo. En su ensoñación, imagina la puerta de su apartamento abriéndose. Si este fuera uno de sus sueños, lo miraría. Hacia Dazai, naturalmente. Pero Chuuya no está lo suficientemente borracho como para confundir la realidad con un sueño. Aún. Así que imagina a Dazai entrando, volviendo la cabeza para inspeccionar el lugar.