one-shots traducidos de Alldazai

Adicto al amor/Primer amor"DazAtsu/AtsuDaz"

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______________________________________________________Adicto al amor

Si pudiera, Atsushi pasaría el resto de sus días sin hacer nada más que abrazar y besar a Dazai. Era adicto a la calidez y el gusto del hombre vendado. Sabía que Dazai sentía lo mismo; siempre hacía pucheros y pedía un beso más antes de irse al trabajo. Por mucho que Atsushi quisiera darse el gusto, olvidarse del trabajo porque sabía que un beso más no los satisfaría, uno de ellos tenía que ser el responsable.

Sus momentos más felices fueron cuando estaban acostados en el sofá, Dazai encima de Atsushi y entre sus piernas. Atsushi casi siempre tenía una mano acunando el rostro del moreno, manteniéndolo cerca mientras jugaba con los mechones marrón chocolate entre sus dedos. Su otra mano subía y bajaba por la espalda de Dazai, ocasionalmente masajeando sus hombros y espalda baja.

Dazai siempre estaría agarrando la camisa de Atsushi. Era como si estuviera tratando de conectarse a tierra mientras su mente se quedaba en blanco, solo se concentraba en cómo Atsushi lo hacía sentir, mientras intentaba mantener a Atsushi allí a pesar del hecho de que ya estaba poniendo la mayor parte de su peso corporal sobre el hombre tigre.

De vez en cuando, Atsushi se tomaba un descanso de los labios de Dazai y en su lugar lo besaba en la línea de la mandíbula. Dazai permitió esto en lugar de quejarse y perseguir sus labios como lo hizo cuando Atsushi rompió sus besos para simplemente respirar por un momento. Parecía que estaba bien mientras los labios de Atsushi estuvieran en algún lugar sobre él. Afortunadamente, a Atsushi le encantaba tener sus labios sobre el cuerpo de Dazai tanto como a Dazai.

A veces tenían la televisión o la música de fondo, a veces no. De cualquier manera, no importaba. En esos momentos, estaban en su propio pequeño mundo y todo lo que los rodeaba apenas se registraba en sus mentes. Probablemente ni siquiera se darían cuenta si un huracán golpea repentinamente.

Los únicos sonidos que le importaban a Atsushi eran los suaves suspiros y gemidos de Dazai mientras mordisqueaba y chupaba la piel del hombre mayor.

El tiempo también desaparecía cuando estaban juntos así. Podrían estar en el sofá durante unos minutos o posiblemente horas; en realidad nunca se dieron cuenta ni les importó. Desafortunadamente, eran humanos, y sus necesidades humanas a menudo les recordaban la hora que era con un gruñido de estómago o una repentina oleada de somnolencia que provocó un bostezo. A ninguno de los dos le gustó, pero finalmente tuvieron que volver al mundo real.

Sus besos continuarían cuando se fueran a la cama. Eran más bajos y un poco más holgazanes, pero tan llenos de amor como los que estaban en el sofá. Incluso en las noches más cálidas, la pareja compartía su calidez. Sus piernas se enredaron y sus manos acariciaron el cuerpo del otro.

Por lo general, Atsushi terminaría quedándose dormido primero, incluso si intentaba luchar contra eso. Mientras se quedaba dormido, Dazai continuaba presionando suaves besos en su frente y mejillas. Entonces Atsushi se encontraría con la cabeza metida debajo de la barbilla de Dazai mientras el hombre mayor también dejaba que el sueño se hiciera cargo.

La mayoría de los días, las mañanas significaban volver por completo a la realidad. Atsushi mantuvo sus besos cortos y dulces, a pesar de que Dazai hacía pucheros y suplicaba por más con su (absolutamente adorable) voz soñolienta.

A veces, sin embargo, Atsushi se dejaba llevar a la cama por su amante. Se permitió ser arrastrado de regreso a su propio pequeño mundo donde nada importaba más que el amor que tenían el uno por el otro. Luego, la alarma de su teléfono les notificaría que llegarían tarde al trabajo si no se daban prisa.