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Yue Muzuhara fue una de las primeras hechiceras en el mundo, hace más de 1000 años, sin embargo entre los demás hechiceros, ella era conocida como una bruja al poseer más tecnicas malditas que otros hechiceros. Yue ha sido considerada u...
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Hana estaba con Gojo en la morgue de la escuela de hechiceros donde se encontraba el cuerpo del contenedor de Sukuna, Itadori Yuji.
—Enviar a chicos de primer año a rescatar a cinco personas sin la certeza de saber si están vivos o muertos... y encima de eso mandarlos contra una maldición de alto grado es ilógico. —dijo Gojo mientras sacudía su cabello, Hana lo miró con una mirada triste— Hice lo imposible para posponer de forma indefinida la pena de muerte de Yuji. Y lo que es peor es que los hayan enviado a escondidas de mí en mi ausencia. ¿Es lo que hiciste no es así?
—Esto huele mal... —susurró Hana refiriéndose a que había una razón detrás de porque los mandaron a los de primero.
—Encontrar al responsable de enviarlos también es problemático. Incluso si los otros dos hubieran muerto, pensaste que eso me afectaría por lo que sería matar dos pájaros de un tiro. ¿O me equivocó?
—N-no es verdad, para cuándo se decidió enviarlos. Nadie esperaba que se convertiría en grado especial. —respondió Kiyotaka Ijichi, el asistente auxiliar de la escuela de hechicería con un tono de voz nervioso y te temblando.
—¿Debería ir... y matar a todos esos superiores? —preguntó Gojo apretando los puños de lo furioso que estaba.
Hana miró sus puños y después miró a Gojo preocupada.
—Es raro verte tan emotivo. —la doctora de la escuela de magia, Ieiri Shouko entró a la habitación— ¿Es porque tu novia regresó de la muerte o porque realmente te encariñaste con el? —Hana miró a la mujer la cuál le sonrió y esta frunció el ceño.
—Bueno, soy una agradable persona que siempre se encariña de sus estudiantes. Ambas cosas me tomaron por sorpresa y estoy al bordo de romper en llanto. —respondió Gojo apuntándola con su dedo índice.
—No molestes mucho a Ijichi, es difícil tener que estar entre nosotros y los superiores.
—No me importa un carajo las dificultades de este tipo. —respondió rápidamente Gojo.
—¿No te importa?
—Para nada.
Hana se encogió de hombros, realmente se sentía muy extraña en un lugar así y más porque Gojo estaba a su lado, parece como si lo que sucedió con Toji nunca hubiera pasado.
—Entonces... —la Doctora quitó la manta del cuerpo de Itadori que estaba en la plancha— ¿Es el contenedor de Sukuna? ¿Puedo diseccionarlo todo lo que yo quiera verdad?
—Has un buen uso de él.
—Lo haré, ¿con quien crees que estás hablando? Entonces, ¿realmente es tu novia? —señaló a Hana.
