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Yue Muzuhara fue una de las primeras hechiceras en el mundo, hace más de 1000 años, sin embargo entre los demás hechiceros, ella era conocida como una bruja al poseer más tecnicas malditas que otros hechiceros. Yue ha sido considerada u...
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—¿Estabas enojada? —le preguntó Naobito cruzado de brazos viendo fijamente a su hija mientras que Naoya estaba aún lado de él.
—¿Porque pregunta? —preguntó Hana confundida.
Yaga miró atento a Naobito, él y los demás hechiceros no entendían esa pregunta y menos porque fue lo primero que preguntó al llegar y contarle que Hana había echo un contrato con un demonio.
—Siempre que te enojas haces estas tonterías. —soltó un suspiró— Te enojaste porque Naoya entrenaba conmigo y para vengarte comenzaste a esconder las armas malditas, te enojaste por no darte libertad y metiste a Toji a la mansión Zenin.
—Ah... te enojaste porque no me fui y liberaste aún zorro que destruyó media escuela. —dijo Satoru mirando sonriente a Hana y esta miró a otro lado molesta.
—Siempre es lo mismo contigo. —la regañó Naoya riendo.
—¡Cállate! —le gritó Hana molesta.
—Entonces, ¿que pasará? Parece que el cabello de Hana no volverá a ser rubio. —dijo Satoru tocándole el cabello que ahora era blanco y estaba más largo.
—Satoru, a nadie le importa el cabello, lo que importa aquí es que Hana rompió las reglas y hizo un contrato con un demonio que además de ser un demonio pistola también es un demonio zorro. —lo regañó Nanami cruzando de brazos.
—A mi me importa, véanla, con el cabello blanco es aún más idéntica a Yue. Ahora si llamará más la atención. —la señaló Satoru— Además, es la hechicera maldita, obviamente iba a romper las reglas.
—Si tienen algún problema, debería hablarle con Tengen entonces. —se encogió Hana de hombros.
—Exacto, es lo más justo. —asintió con la cabeza varías veces Satoru.
—Como era de esperarse, Gojo Satoru de lado de Hana, me trae viejos recuerdos. —río Naoya.
—Así debe ser.
—Entonces ahora con más razón debemos mantener a Hana apartada del festival de intercambio. —dijo Yoshinobu, el director de la escuela de Kioto.
—Igual no me iban a dejar participar. —se encogió de hombros riendo torpemente.
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