|Tokyo Revengers| One shots <3

Keisuke Baji

Aviso: aparece ago de contenido +18, no mucho, pero prefiero avisar.

Un secreto, dos personas, un amor de adolescentes; de eso se trata la cruel historia de Keisuke y _______.

Otra vez despertabas entre sus brazos, sus abrazos eran cálidos, disfrutabas de esos pequeños momentos, ya que en público no solía ser muy cariñoso contigo, vuestra relación cuando había gente no existía, Baji temía que te hicieran algo por ser un pandillero o que te hicieran daño para dañarle a él, no se permitiría verte sufrir por su culpa por eso nadie sabía, tampoco Keisuke le había contado a Manjirou, era muy obvio el por qué, pues a Mikey siempre se le escapaban los secretos si querer.

Ya estabais desayunando, Keisuke te estaba contando sobre una pelea que le ganó a uno en la calle que se había metido con él sin ninguna razón, cuando sonó el timbre, os imaginasteis que sería su madre que se olvidó de algo así que fuiste tu a abrirle la puerta, al fin y al cabo, ella si sabía de vuestra relación. Mala idea abrir tú la puerta y aún encima cuando estabas aún con la camiseta de tu novio. Al abrir la puerta te encontraste con Chifuyu, quien te miró de arriba a abajo confundido, justo cuando entró en razón cerraste la puerta y corriste a decirle al pelinegro, que se sorprendió, Chifuyu seguía timbrando -es tu amigo, deberías decirle- él se lo pensó por un segundo pero accedió, sabía que Chifuyu no diría nada. Después de que el chico rubio entrara y se enterara de vuestra relación se emocionó, pero intentó ocultarlo, ya que desde hace bastante os estaba shipeando.

Pasaron los meses, Baji, Chifuyu y tu se habían vuelto muy unidos, ibais a muchos sitios juntos, cosa que facilitaba a Keisuke salir contigo y reír sin preocupación de que ese tal Kisaki os viera y tomara nota de como dañarle. Aunque Chifuyu estaba presente la mayoría del tiempo, nunca faltaban esos momentos en los que el pelinegro y tu estabais solos, en la cama, entregándose uno al otro, él era un poco salvaje, pero si te molestaba algo o te dolía, inmediatamente paraba, o bueno, la mayoría de las veces, igualmente siempre te hacía sentir como la/el dios/a que eres, sabía perfectamente donde se encontraba tu punto de mayor satisfacción, y como volverte loco/a de placer; aparte de los momentos sexuales que compartíais, también sabía como complacerte con solo tener su compañía, a veces era detallista, y otras era raro, como esa vez que te llevó a quemar un coche porque se le había caído su helado y tenía hambre.

Estos días no habías visto mucho a Chifuyu, te pareció raro, pero igual estaba ocupado o algo parecido, te preparabas un sándwich en tu casa mientras Baji te comentaba que el día siguiente tendría una pelea, no se atrevía a decirte que había traicionado a sus amigos, incluido a Chifuyu, y que iba a pelear contra ellos, bueno, mas bien contra el odioso de Kisaki, no quería que te enfadaras con él, por traidor. Cuando acabaste de cenar el sándwich, el chico puso una película de miedo, no te gustaban, Keisuke lo sabía, solo quería sentirte abrazándolo y aferrándote a tu lugar seguro, para él tener la excusa de abrazarte y calmarte con sus comentarios relajantes, te amaba, de una forma extraña, pero lo hacía con todo su corazón. Cuando acabó la película, ya estabas dormida/o, así que te cargó hasta tu cama, y después se metió en ella para dormir junto a ti, abrazándote por la espalda para después de unos minutos dormirse.

Al día siguiente, tenía que entrenar más para la pelea así que se levantó pronto, cuando aún estabas dormido/a te dio un beso para despedirse, sin antes dejar una nota de un te quiero o algo como me tengo que ir a entrenar, si necesitas algo llámame para que cuando te levantes y no esté no pienses que simplemente se fue porque sí.
A partir de aquí recomiendo poner la canción llamada: Experience- Loduvico Einaudi
No solías llamarle cuando tenía peleas, pero ya era demasiado tarde, siempre te llamaba él cada vez que acababa una pelea para no preocuparte y decirte que estaba bien o decirte si podía ir a tu casa a curar sus heridas, estabas preocupada/o. Te pareció raro que te saliera el contestador, pero simplemente te calmaste pensando que igual volvió cansado y se olvidó, igualmente el mal presentimiento no se iba.