Capítulo 9.

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- ¿Crees entonces que voy bien?.- Digo girándome sobre mí delante del espejo.

- Que si pesada. Me lo has preguntado ya como , ¿unas 100 veces?.- Dice Dani riendo y restándole importancia al asunto.

- Tonto.- Susurro mientras le dirijo una mirada de enfado , aunque ambos sabemos que esa mirada es totalmente irreal.

- ¿Porqué tanta preocupación? , son sólo Jesús y Naza. ¿Acaso estás colada por mi hermano gemelo y no me lo has dicho?.- Dice con cara fingida de frustración.

- ¿Acaso tus padres saben que eres idiota?.- Le digo riendo, a lo que el se une.

- Creo que algo sospechan , pero que se le va a hacer.- Dice elevando los hombros , con gesto de indiferencia mientras se muerde el labio para no estallar a carcajadas.

- Volviendo a tema de antes, quiero ir bien porque vamos a tu casa. Si vamos a tu casa imagino que estarán tus padres y no quiero darles una mala impresión.- Digo tapándome la cara con las manos ante su atenta mirada.

- Con qué una mala impresión eh.- Dice levantándose de la orilla de mi cama para quitarme las manos de mi cara.

- Ay déjame.- Digo riendo mientras me hace cosquillas al hacer caso omiso a sus órdenes de quitar mis manos de la cara.

- Anda vamos sino quieres que Jesús y Naza nos acaben pegando.- Dice riendo mientras bajamos las escaleras con las manos entrelazadas. Todo esto lo hace para conseguir que no me caiga rodando por culpa de los tacones. Lo que el no sabe es que es tan sólo una excusa más para tenerlo más cerca , si eso pudiese ser posible.

- Mamá vamos a salir ya.- Le digo mirando la puerta de la cocina esperando a que salga para despedirse.

- Pasároslo bien cariño.- Dice dándome un fuerte abrazo.

- Lo haremos mamá.- Le digo dándole un beso en la mejilla.

- Y tu Daniel , más te vale cuidármela eh.- Dice riendo mientras se abalanza hacía él a darle un abrazo. Por lo que se ve le ha pillado por sorpresa pero rápidamente rodeó a mi madre con sus fuertes brazos.

- Lo haré, este tranquila.- Dice Dani riendo a lo que mi madre le guiña el ojo.

- ¿Estarás bien?.- Le digo un poco más seria y centrada.

- Estaré bien para cuando llegues.- Dice intentando sonreír.

Y sin entender del todo esa frase , mi madre nos echa de casa literalmente con la excusa de que nos están esperando desde hace rato.

No tardamos mucho en llegar , ya que íbamos en la moto de Dani y su casa no es que esté muy lejos de la mía. Sigo con mi nerviosismo interior de si estarán sus padres o no en casa. Y en el caso de que estén, si les caeré bien o si les pareceré suficiente para su hijo.
Pero esas ideas no tardan mucho en esfumarse de mi mente al ver que en casa solamente se encuentran Jesús y Naza.

- Tanto nerviosismo para nada.- Dice Dani en un susurro mientras evita por cielo y tierra las ganas irremediables de reír.

- Serás estúpido.- Le digo mientras le doy un leve golpe en el hombro.

- Y ahora es el momento en el que empiezan con las peleas y las terminan en besos.- Le explica Jesús a Naza haciendo como si no estuviésemos delante de él .
Naza estalla a carcajadas y no puedo evitar reírme al ver como Dani acaba dándole la razón a su hermano uniendo sus labios con los míos.

- ¿No habréis cenado , verdad?.- Dice Jesús mirándonos fijamente intentando intimidarnos.

- No , no hemos cenado hermanito. Queremos probar tu deliciosa pasta a la boloñesa.- Dice Dani mientras enreda su mano con la mía y me guía hasta la decorada mesa del comedor.
Nos sentamos juntos y Naza y Jesús enfrente de nosotros.
La noche pasa acogedora y reconfortante , con muchas risas , muchos besos y cómo no , muchos enfados fingidos.

- ¿Qué tal si jugamos a algo?.- Dice Jesús mirando de una forma picarona a su hermano.

- Va venga. Vamos a jugar a las confesiones.- Dice Dani frotándose las manos mientras se acomoda en el amplio sofá en el que nos encontramos los cuatro tendidos.

- Empiezo yo.- Comienza a decir Naza.
Todos clavamos su mirada en ella , y tras unos instantes de suspense continúa.

- Confieso qué... De pequeña hace cuatro o cinco años ni Jesús ni Dani me caían bien.- Dice riendo cuando ve las caras de indignación de las fotocopias.

- Va Dani , te toca. Y sin rencores eh.- Dice Naza con su tan típica risa floja.

- Confieso qué... Cada día estoy más enganchado a tus labios.- Dice mirándome, lo que consigue que me derrita y rápidamente busque sus labios con ansías y desesperación.

- Uno que yo me sé va a acabar perdiendo.- Dice Jesús riendo.

¿Perdiendo? ¿Qué va a perder? Repite mi mente varías veces en los labios de Dani , y cuando logró separarme de el lanzo la pregunta.

- ¿Porqué va a acabar perdiendo?.- Le digo a Jesús con un tono neutro. No sé que ocultan y como sentirme con todo esto.

Dani carraspea la garganta y le hace un gesto a su hermano de negación, pero se ve que Jesús no lo nota o ni siquiera lo ve y responde a mi pregunta.

- Pues que Dani va a perder la apuesta con Naza. Apostaron que el iba a ganarte en menos de un mes , en ese caso ganaba Dani. Pero si eras tú quién ganabas su corazón ,ganaba Naza. Por eso Naza te obligo a quedar con él.- Dice Jesús moviendo los hombros de arriba a abajo restándole importancia.

Dani se revuelve en el sofá incómodamente y bufa.
Y no me lo callo , oh no.
No esta vez.

- ¿Acaso esto es un juego? ¿Acaso mi corazón es un juguete que se puede ganar o perder?.- Le grito mientras me levanto del sofá.

- No me grites.- Dice mientras sigue jugueteando nerviosamente con sus manos.

- ¿Todos tus besos y caricias también son un juego? ¿Tus 'te quiero' también son tan falsos como tú?.- Le digo gritándole aún más fuerte que antes.

- No todo es como crees. Estás sacando las cosas de contexto.- Dice en la misma posición de antes, con la voz entrecortada y negándose a mirarme tan siquiera a los ojos.

- Cuéntale eso a otra que te crea y quiera que juegues con ella, por qué yo no. Yo ya no Daniel.- Le digo mientras cojo el bolso del perchero de la entrada y salgo de casa dando un portazo.

Y cuando la lluvia cae sobre mi piel es cuando noto que todo falla y todo se repite. Que todo cae y que lo rosa tiene un toque de negro. Que mi pecho se encoge y que el nudo en la garganta no me deja respirar. Que dentro de mí hay tormenta y fuera , fuera no lo sé ni quiero llegar a saberlo. La lluvia sigue recorriendo mi piel. Llamo lluvia a las lágrimas bailando sobre mis mejillas hasta acabar en el precipicio seco de las comisuras de mi boca. Llamo tormenta a el dolor. Y me llamo a mi misma estúpida por no haberme parado los pies aún sabiendo que Dani iba a ser el iceberg que me iba a hundir. Y me llamo ilusa por pensar que su "amor" iba a mantenerme a flote. Porque lo único que a hecho ha sido clavarme un anzuelo en el corazón y jugar sin ninguna compasión de el. Y puestos a decir verdades , muy pocas ganas de salir a flote me ha dejado.

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