Introducción.

2.4K 320 26
                                    

La caperuza se movía fuertemente con el viento que soplaba en contra así como en fuerte viento helado se colaba en su piel.

La blanca nieve que caía sobre ella la motivaba a buscar refugio, tras ella había dejado un pueblo más.

Un lugar más donde no podía mostrar su rostro completo o la matarían.

Mientras corría casi podía escuchar los gritos horrorizados de las personas, una joven mujer la había visto comiéndose a un hombre en un ataque instintivo cuando este intento abusar de ella.

Obviamente ella era la mala.

No podía evitarlo aunque quisiera, era un híbrido, esa abominación que todos detestaban, sus orejas no eran humanas, sus dientes tampoco, ni hablar de sus manos o pies, menos la cola larga que salía de su espalda baja, menos las manchas que adornaban sus piel, su cabello era negro y en el que se escondían sus orejitas que buscaban ansiosas algún ruido que la alertara, lista para atacar y huir ante el mínimo estímulo peligroso.

De esa manera es como había sobrevivido, un híbrido de irbis como ella no era común, mucho menos aceptable.

Su madre era una cambia formas irbis, era hermosa, su pelaje brillante y mirada perspicaz.

Su padre era un vil humano miserable que había matado a la pareja de su madre y se había aprovechado de ella estando en celo. Luego simplemente la dejó con una cría.

Esa cría era ella.

Lastimosamente su madre había decidido tenerla, había vivido toda su vida en un poblado de irbis y tigres que a parte de ser muy salvajes le habían enseñado todo lo que sabía.

Nunca la trataron mal a diferencia de los humanos, ella sabía que era porque no era una cría enferma, estaba sana, era apta para sobrevivir así que lejos de las características físicas de las que sólo tenía el cuerpo ella era como otro irbis.

Retomando sus búsqueda de una cueva en medio de la densa nieve, encontró finalmente un lugar apto para dormir. Se veía aceptable, pero tenía un pequeño problema.

Adentro ya habia humanos.

Se dijo a sí misma que podría entrar y matarlos, su cuerpo era fuerte, incluso si le disparaban con alguna clase de arma ella solo sacaría la bala y se curaria lentamente.

— ¡Mira John, el viento nos ha traído a una joven mujer para pasarla bien! —

— Pueden pasarla bien conmigo siempre que me dejen entrar ahí —Murmuró Jennie con la mirada baja, todavía oculta en la caperuza miró y contó a los hombres, solo eran dos— Claro que... Creo que yo disfrutaría más esto que ustedes —

Presenciar y ser la causa de muerte de esos viles humanos simplemente era su satisfacción de la noche.



Hunter (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora