E23

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Riendo fuertemente debido a las estupideces de esas cosas que se hacían llamar personas, Lisa recargo si arma.

Jennie simplemente la miro y la ignoro cuando la vio disparar a los niños, las mujeres humanas gritaron despavoridas y los cambiaformas temblaron.

— Creí haber dicho que era peligroso acercarse a un cazador y un híbrido —señaló Lisa recargando su pistola de nueva cuenta con las balas que traía en las botas— Ustedes, ¿Pretenden sentirse dios? ¿Creen que porque se unen y tienen híbridos son mejores que aquellos que no se mezclan? —escupió con odio mirando a las humanas, sus ojos estaban azules debido al enojo que sentía— ¡No saben nada! ¡Pretenden que esto será mejor si traen seres que no son aptos al mundo! —

— ¡La deidad híbrida puede salvarnos! —grito una humana— ¡los escritos lo señalaron, que una mujer mitad bestia aparecería! —

— ¿Y decía que los salvaría? —pregunto Jennie tranquilamente, era mejor que los niños murieran, no imaginaba lo que sufrirían si llegarán a una edad adulta, el hambre o el dolor, la discriminación, la vida encerrados o escondidos donde solo buscaban comida como un vil perro callejero— Yo no puedo brindarte salvación a menos que lo que busques sea tu muerte —negó sacudiendo la nieve de su cuerpo— Ni siquiera me gustan los humanos, ni otros híbridos, menos los cambiaformas, no soy una deidad, Soy un defecto de este mundo —dijo tranquilamente acercándose a la mujer— Nunca conocí a una presa tan atrevida, generalmente huyen por su vida, pero ya que me la ofreces tan fielmente me veré obligada a tomarla —

Cuando Jennie mato a la primera humana, Lisa también comenzó a disparar a las demás antes de señalar a los cambiaformas y disparar en su entrepierna.

— Los humanos y los cambiaformas no se mezclan —negó Jennie sintiendo su ropa pegajosa— Mas bien, no se reproducen —

Ella estaba pensando al respecto.

Cuando Jennie era niña vio a su madre llorar todas las noches por su pareja, la vio sollozar dolorosamente y la vio mirarla con asco.

También la recuerda lanzadole la comida los primeros años de su vida porque no quería tocarla, decía que le daba asco.

Recuerda ver a los demás niños cambiar y preguntarse porque ella no podía, porque era tan rara, con esa apariencia desagradable y esas ansias de dominio superiores. Porque pensaba diferente y su cerebro porocesaba diferente.

¿Por qué no cambia?

¿Por qué debe esconderse?

¿Quien era, o que era siquiera?

Se preguntó porque existía y cual era su propósito.

No quería morir, pero siempre pensó que era mejor no haber nacido.

Con la edad adulta llego la resolución y luego la aceptación, su madre terminó aceptando entre comillas su existencia y la trató mejor, pero nunca tuvo cariño, no derramó lágrimas y también supo porque su existencia estaba maldita.

En ese mundo desagradable donde ella era una existencia aberrante y no encaja en ningún lado había otros que se dedicaban a devolver el equilibrio que se había movido con esas mezclas.

Por eso existían los cazadores.

Por eso ella y Lisa permanecían juntas en esa extraña relación, jugando a un tira y afloja donde la presa podría cazar a su depredador en cualquier momento.

Un lugar donde la presa no es una fácil de cazar y la cazadora no es libre del estatus de presa.

— Deberíamos ver... de donde salieron estas cosas —dijo Jennie comenzando a caminar—

— Déjame acompañarte gatito —sonrió Lisa cubierta de sangre dando un extraño confort a Jennie— te noto temblorosa—

— Es que... todavía tengo hambre —

Hunter (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora