Capítulo XIV: ¡El Comienzo de la Épica Batalla!

12.4K 477 265
                                    

Antes de comenzar con el capítulo, quiero informarles que como muchos querían el fic de Naruto, sí lo subiré en el transcurso de la semana. Entonces, todos aquellos que quieran que les avise cuando lo publique, pueden comentarlo aquí :D

Por cierto, lean la nota al final (luego del presentador). Luego de leer como termina este capítulo, me entenderán (...) Como siempre les avisaré cuando comenzar con la música.


El ceño de Anon se frunció inevitablemente cuando Enzo se volvió hacia ella con una socarrona sonrisa que dejaba muy confuso si era su aliado o su enemigo. Antes de que su mente fuese capaz de detenerla, dio un paso al frente en una posición que emanaba advertencias.

Su cuerpo estaba inclinado hacia el frente y su rostro estaba roto en una expresión fría combinada con furia, su labio quebrado en una mueca de claro disgusto. Probablemente la posición de un gato cuando caza podría asemejarse a la de Anon en aquel momento, sintió como sus puños cerrados se sacudían con violencia. Esa era la sensación que Enzo le causaba desde aquel día: alerta, desprecio.

—¡Eres un maldito, Enzo! ¡UNA MALDITA SABANDIJA! —vociferó, comenzando a correr hacia él con el puño preparado para el ataque, su cuerpo rodeado de un aura dorada que la hacía ver más letal de lo normal. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, estampó su puño en el estómago del joven de cabello azul eléctrico.

O al menos lo intentó. Se desorientó cuando sólo se estrelló en el aire. Un movimiento veloz fue captado por el rabillo de su ojo y se volvió como un tigre, tal y como lo había creído, Enzo estaba tras ella sin dejar de estirar sus labios en una fiera sonrisa.

—¿Qué formas de tratar a tus viejos amigos son esas, Anon? —se burló, guardando su mano derecha de forma condescendiente en su bolsillo.

Anon parpadeó, no se había dado cuenta de que no traía armadura, por el contrario vestía pantalón azul y camisa blanca, nada del otro mundo. Ignoró ese hecho y se enderezó, pero con la cabeza gacha. Los mechones le cubrían la frente y los ojos, su aura si fuese visible sin duda sería negra.

—Tú no eres mi amigo, y nunca lo fuiste —masculló, siseando como una serpiente.

—¡Uju! —exclamó Recoome con desdén y gracia—. ¡Esto se pone interesante, jefe!

—Lo sé —aceptó Ginyu, cruzándose de brazos—. Pero no hay tiempo que perder, debo llevarle las esferas a Freezer. Así que...

—¡No, jefecito! —pidió Jeice—. ¡Quiero ver cómo termina esto! Sólo diez minutitos, ¿sí?

Ginyu suspiró y asintió con la cabeza. Mientras ellos se debatían en si atacar o presenciar la pelea que probablemente tendría lugar en algunos minutos, Vegeta veía todo estupefacto. Nunca pensó que Anon podría atacar a Enzo, a pesar de que no lo soportaba, ella aún se sentía débil cuando él rondaba cerca... o eso creía él. Estiró una pequeña sonrisa, Anon podría mostrarle finalmente a ese desgraciado en quién se había convertido, quien siempre había sido en realidad.

Enzo chistó.

—¿No te parece que aún hay mucho que hacer como para estar pendiente de tus riñas infantiles? —volvió a inquirir, con una expresión que denotaba fastidio y aburrimiento.

Eso fue demasiado. Anon alzó su cabeza de súbito y su cabello se movió con brusquedad a causa del repentino movimiento. Sus ojos negros tenían un brillo un tanto... malévolo. Pero lo que daba la peor imagen de ella era sin duda la sonrisa que se extendía de una mejilla a la otra, era sin duda la sonrisa que un asesino psicópata esbozaría antes de atacar.

Dragon Ball Z: ¡La Saiyajin!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora