Capítulo I: ¡El Regreso de Gokú!

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Después de cinco años de la boda de Milk y Gokú, ambos han tenido un pequeño niño que han llamado Gohan en honor al abuelito de Gokú; Son Gohan. 

A pesar de su dulce inocencia, es tremendamente similar a Gokú cuando era un niño, eso sin mencionar que una cola salía de la parte trasera de su cuerpo. Ambos estaban a punto de ir a comer, para después salir a Kame House, para que Gohan finalmente conociera a los amigos de su padre. Al divertido Maestro Roshi, a su mejor amigo Krillin y a una amiga de su infancia, Bulma.

Luego de que se marcharan a Kame House, Gohan se presentó frente a los amigos de Gokú, con una tierna sonrisa y buenos modales, tal como su madre le había enseñado. Bulma, sorprendida, rió con incredulidad.

—¿Estás seguro de que es tu hijo, Gokú? —preguntó, mirando con ternura al pequeño Gohan, quién se había sonrojado.

Todos se quedaron charlando durante un rato, pero no sabían que un gran peligro acababa de llegar a la Tierra.

Lejos de allí, se encontraba Piccolo, entrenando como siempre, esperando conseguir fuerza suficiente para derrotar a Gokú, su enemigo número uno. Sin embargo, cuando estaba en medio de su entrenamiento, un fuerte y malévolo Ki entró en su radar. Temblando, inspeccionó todo a su alrededor, pero no pudo ver nada. Hasta que...

Un gran e imponente hombre, con un largo cabello negro y armadura extraña, apareció delante de él. Haciendo que, por dentro, Piccolo temblara de miedo.

—Disculpa mi intromisión, pero estoy buscando a alguien llamado Kakaroto, creí que eras tú —murmuró el desconocido con una voz grave. 

—Pues pensaste mal —respondió Piccolo, gruñendo—. ¡Así que vete de aquí antes de que me moleste!

—¡Ja! Alguien está teniendo un mal día —respondió el hombre, burlesco y altanero.

—Pfft. Créeme, no tienes ni idea, ¡así que vete y piérdete!

El desconocido rió con sorna y escaneó con un aparato verde, tecnológico y pequeño a Piccolo, luego de eso pasó a informar que tenía un poder de pelea de 322, diciendo que podría atacarlo, sí, pero que no tendría oportunidad frente a él. Piccolo, sin embargo, dijo que él no tenía intención alguna de iniciar una pelea. El intruso sonrió y lo retó a que lo hiciera. Piccolo, con su orgullo y malhumor juntos en un momento, lanzó un ataque sorpresivo, pero se sorprendió al ver que sólo le había ocasionado cosquillas a ese poderoso hombre, quién rió por el patético intento y se fue, dejando a Piccolo consternado y sumamente nervioso.

Pero Gokú, muy traquilo en Kame House, no sabía lo que había pasado y tampoco sabía que ese hombre al que el desconocido buscaba, Kakaroto, era, de hecho, él mismo. Pronto lo averiguó, y descubrió que ese hombre era un Saiyajin, una raza guerrera alienígena y que, además de todo, era su hermano, pudo demostrárselo ya que también tenía una cola como la de Gohan y como la que él mismo había perdido.

Raditz, quién era el saiyajin, se llevó a Gohan con él y le dio un ultimátum a Gokú. Sin embargo, Piccolo pronto apareció en Kame House, haciéndole una interesante propuesta de trabajo en equipo. Llevándose a cabo, poco después, una batalla épica entre Raditz, Gokú y Piccolo, los últimos dos fueron los ganadores. Pero, por desgracia, Raditz dijo que todo lo que le había pasado lo habían escuchado otros tres Saiyajin, quienes, aseguró, eran inclusos más poderosos que él y que vendrían para vengarlo y buscar la famosas "Esferas del Dragón" en sólo un año.

En la batalla, Gohan tuvo un arrebato de poder, pero eso no fue lo más impresionante: Gokú tuvo que sacrificar su propia vida para poder salir victorioso. Después, Bulma, Krillin y el Maestro Roshi llegaron al lugar, y se enteraron de las nuevas noticias que acontecían. Sin que nada pudieran hacer al respecto, Piccolo anunció que se llevaría a Gohan con él para entrenarlo y poder así liberar lo que calificó como potencial de pelea. 

En el Otro Mundo, Gokú decidió que iría a entrenar con el gran Kaiosama, pidiendo así que lo resucitaran en un año. Se emprendió en un difícil viaje por el Camino de la Serpiente, que tenía nada más y nada menos que 1.000.000 de kilómetros.

Gohan no se la estaba pasando de maravilla, tenía que cumplir con los rigurosos entrenamientos de Piccolo, cosa que parecía más fácil de decir que hacer. 

Pronto, todo el año voló. Pero, los temidos tres Saiyajines, llegaron antes de lo esperado, desatando un caos rebosante de pánico en los ahora entrenados Guerreros de la Tierra. Gokú se vio forzado a ser resucitado inmediatamente, pero no habían tenido en cuenta el tiempo que le llevaría recorrer el millón de kilómetros de regreso, por lo que cuando los saiyajines llegaron, él aún no estaba con sus amigos.

Los tres Saiyajines, resultaron ser dos hombres y una mujer. Uno era grande, corpulento y calvo, con un pequeño bigote alrededor de su boca, su nombre era Nappa. El segundo, era mucho más bajito en comparación, y vestía una armadura amarilla, blanca y azul, tenía un cabello negro voluptuoso y con forma de llama, que se mantenía en una misma forma, su nombre era Vegeta.

Y el tercer saiyajin, la mujer, tenía un abundante, alborotado y un tanto largo cabello negro, ojos negros y grandes y rasgos delicados, afinados y lindos de ver. De hecho, era muy bonita, pero seria y con una expresión fría en su rostro que no parecía que alguna vez fuese a desaparecer. Su armadura era similar a la de Vegeta pero la parte azul era negra. Su nombre era Anon. Todos ellos, tenían su cola enrollada en la cintura.

Viendo la gran cantidad de esperanza que la aparición de un tal Gokú generaba en sus oponentes, Vegeta dijo:

—Bien. Si de verdad creen que ese insecto de Kakaroto puede ser su salvación, entonces no puedo esperar a ver eso. Les daré muy generosamente un plazo de 3 horas. Si el cobarde no se digna a aparecer, entonces atacaremos, y será su fin —sonrió con malicia y se apartó, sentándose sobre una roca, cruzado de brazos. Nappa parecía ansioso de pelear, pero estaba más que claro que el pequeñín daba las órdenes ahí por alguna razón.

—Y que ni se les ocurra escapar —dijo Anon con una firmeza inquebrantable—. Porque si eso pasa, no dudaremos en atacarlos. Aunque, Vegeta —agregó—. Considero que esta espera es, de hecho, una pérdida de tiempo. Lo único que haces es darles falsas esperanzas.

Vegeta, contrariamente a lo que había mostrado cuando Nappa se dirigió a él, no le reclamó más respeto ni siquiera con la mirada, se limitó a sonreír con confiaza y se recostó un poco en la roca.

—Oh, no te desesperes, Anon. Verás que todo esto valdrá la pena. Kakaroto nos debe mucho por ser una vergüenza para los saiyajin.

Anon sonrió.

—¿Qué podías esperar de un guerrero de clase baja, Vegeta?

—No más de lo que espero de Nappa.

Nappa pareció ofendido, pero no se atrevió a decirle nada a ninguno de los dos, de hecho, parecía casi asustado.

Anon y Vegeta sonrieron con malicia y se sentaron, observando con continuidad a los Guerreros que querían hacerles frente. Con peculiar fijeza y concentración, Anon los examinaba a cada uno de ellos.

Y pronto pudo notar que un enano de vestimenta anaranjada, estaba sorprendido por el hecho de que ella fuera una chica. Anon pensó; «Estos no parecen ser un gran problema. Me preocuparía un poco sólo por el verde, pero... ¿qué tan fuerte se ha vuelto Kakaroto?»

¡Espero que les haya gustado! Al principio hice un resumen para no extenderme tanto, pero como han podido ver con el destello de personalidad de Anon, es sumamente observadora, calculadora e inteligente. Tiene una buena habilidad deductiva respecto al aspecto y movimientos de algo o alguien.

En el siguiente capítulo, la batalla comenzará, ¿están listos? 

Dragon Ball Z: ¡La Saiyajin!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora