Vegeta dio un último golpe con una gran cantidad de la energía que le quedaba en reserva, por consecuencia, Gohan salió despedido por los aires, estrellándose tortuosamente contra una roca. Se pudo escuchar, al menos a oídos de Gokú, cómo el impacto le había sacado todo el aire de su pequeño cuerpo. Gokú soltó un grito, pero estaba lejos de ser sólo por la preocupación que Gohan le causaba.
A pesar de que sí estaba preocupado, aquel grito había sido de frustración. Sabía que Gohan se recuperaría de aquel golpe, después de todo, también era un saiyajin. Sin embargo, aquel cambio drástico en los acontecimientos le calaba los huesos. Pensó, con suma claridad, que su tumba ya estaba cavada.
Anon rugió.
La transformación estaba completa. La hermosa Anon se había convertido en un gorila gigante.
Mientras que Vegeta descendía luego de darle a Gohan el golpe final, sus ojos se consternaron cuando había una sombra de extraña forma dibujada en el piso. Había estado tan inmerso en sus pensamientos que no se había percatado de todo lo que ahora ocurría a su alrededor. Cuando sus ojos siguieron a la sombra hasta toparse con su origen, Vegeta distinguió unas botas como las suyas, pero con un tamaño muy distinto al normal.
Agitó su cabeza. No podía ser cierto.
Sus ojos subieron por el inmenso gorila, incapaz de creer lo que estaba viendo. Anon lo había hecho, de verdad lo había hecho.
—Anon... ¿qué? —murmuró, mirándola con desconcierto, mientras ascendía nuevamente para hablar más de cerca—. Yo creí que...
—Ya lo sé, Vegeta —respondió, pero contrariamente a su voz armoniosa y firme, esa era una mucho más agresiva y gruesa—. No importa ya. Es mejor acabar con esto antes de que se vuelva algo mucho más grande, estos terrícolas me tienen harta.
Vegeta no lograba salir de su asombro, ver a Anon transformada no era algo de todos los días. Sin embargo, eso no significaba que fuera menos capaz de destruir todo a su paso. Por otro lado, el hecho de que ahora fuese él quién estaba en desventaja lo molestaba profundamente, ahora él se veía débil en comparación, y eso sin mencionar lo desgastada que estaba su armadura.
Anon se volvió y caminó hacia Gokú, dando fuertes pasos que hacían retumbar el piso. Extendió su enorme mano para tomarlo pero, entonces, algo pasó. Un gruñido gutural, propio de un en transformación Ozaru, resonó en el aire. Vegeta y Anon se paralizaron momentáneamente, y ambos se vieron confusos. Si no era ninguno de ellos, eso significaba que...
Gohan.
Ambos se voltearon hacia él, y corroboraron con sus propios ojos lo que ocurría. ¡A aquel miserable saiyajin mestizo le había vuelto a crecer la cola!
—¡Vegeta, apresúrate, debes cortarle la cola! —dijo Anon.
—¡¿Yo?! ¿No te parece más lógico que vayas tú? —se quejó, a pesar de sus palabras, ya estaba corriendo a toda velocidad hacia el pequeño Gohan, quién comenzaba a tomar la forma de un mono, su cuerpo aumentaba en tamaño y se cubría de un pelaje marrón, al tiempo que sus ropas se rasgaban.
Sí, la transformación no era muy agradable de ver...
Cuando Vegeta logró tomarle la cola, ya era demasiado tarde. De un fuerte manotazo, Gohan hizo que Vegeta se apartara. O bueno, más específicamente, que se viese forzado a hacerlo, ya que su cuerpo, de no ser por los reflejos de Anon, habría terminado en el costado de una de las formaciones rocosas de los alrededores.
Cuando Gohan ya estaba en Ozaru, ocurrió algo que Anon temía, el niño aún era muy inexperto en el manejo y control de la transformación, por lo que era una gran amenaza para todos, incluyéndola. Sabía que los saiyajin al ser inexpertos en esa fase, son unos seres muy primitivos, y estaba consciente de que en cuando Gohan pusiera sus ojos en ella, querría tomar las riendas de la situación y colocarse a sí mismo como el líder, probando su fuerza contra la de ella.
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Dragon Ball Z: ¡La Saiyajin!
Hayran KurguEn esta versión de la famosa historia de Dragon Ball Z, una saiyajin mujer se une a nuestros personajes, dispuesta a demostrar de lo que es capaz. Inteligente, observadora, fuerte y astuta, una Guerrera Saiyajin de Élite en su máximo esplendor. Su n...