Capítulo XVII: ¡Gokú vs. Ginyu! ¡El Gran Patriarca habla!

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¡CRIATURAS! *música sepulcral y épica, al tiempo que Nicole resurge de las sombras, con cuervos volando alrededor al estilo Itachi Uchiha. Mientras, la impactada audiencia se da cuenta de que ella nunca se fue, siempre estuvo ahí, observando desde entre las penumbras* Ah bueno, un poco dramático pero TOTALMENTE ACEPTABLE. OH POR DIOS, HA PASADO TANTO TIEMPO!! Me dieron muchos nervios al presionar el botón Publicar. Estoy más nerviosa que cuando publiqué el primer episodio!

LAMENTO HABERLOS DEJADO SIN CAPÍTULO POR TANTO TIEMPO, DE VERDAD! Y se me rompe el alma al ver todos sus constante mensajes, likes y comentarios. Son increíbles, y no puedo expresar el agradecimiento tan grande que siento, literalmente me fallan las palabras. ¡Ustedes son increíbles! He dejado un mensaje al final del capítulo también, así que chequéenlo para más información 7u7 *salseo, cof cof*

*He vuelto a poner el ADELANTO del capítulo pasado, en caso de que no lo hayan leído por el especial* Espero que lo disfruten, ¡los amooo! Déjenme saber en los comentarios de cualquier cosa que quieran, me encantaría saber qué han hecho durante todo este tiempo. Y me encantaría hablar más con ustedes! Disfruteeeeeen!


La mirada de Anon se oscureció, de repente se había dado cuenta de lo que había ocurrido. Enzo lo había hecho de nuevo. La había tomado desprevenida, se había burlado de ella, la había vuelto débil y vulnerable otra vez... aunque haya sido por tan sólo un mísero momento, para Anon eso sólo era un sinónimo de fracaso rotundo.

Se dio cuenta de que, a pesar de que las miradas de todos ahora estaban puestas sobre Ginyu, por un segundo habían estado puestas sobre ella. Gokú, Gohan y Krillin la habían visto indefensa, y eso le molestaba enormemente. A pesar de que sabía que el lugar estaba por convertirse en nada más que un sangriento campo de batalla, no podía prestarle atención a las palabras que Ginyu decía en su tono burlón y con aires superiores tan molesto e irritante. No. Ella simplemente estaba atenta a las reacciones que su cuerpo hacía, de las que Enzo había tomado ventaja. Recordó el miedo que sintió cuando se dio cuenta de que Enzo había demostrado una vez más preocupación hacia ella, y por más que pensaba en una respuesta lo bastante coherente como para explicar de forma concisa por qué Enzo parecía conocerla tan bien como lo había hecho en aquellos días, no la podía encontrar, no era capaz de ello.

Todo a su alrededor estaba ocurriendo en una clase de estupor del que ella no podía escapar, estaba atorada, observando todo lo que acontecía casi sin poder interferir. Con sutileza, y de forma casi imperceptible volvió su mirada hacia Enzo, que se encontraba tendido en el suelo mirando a Ginyu fijamente. Un deseo que ella no pudo reconocer, y que recordaba haber tenido una sola vez en su vida, afloró en su interior. Latió en su pecho, y le dio la impresión de que su respiración calmada y el suave retumbar de su corazón no hacía más que arrullar ese deseo que comenzaba a quemarle.

Pudo notar que Ginyu la nombró, pero a ella no pudo haberle importado menos. Sus ojos no se movieron de Enzo, y pronto estos colisionaron con los suyos. Una fina sonrisa, macabra y sanguinaria se esbozó en sólo una de las comisuras de sus labios. «Él. Él es mi punto débil —pensó, sin dejar de sonreír. Sintió la confusa mirada de Enzo, pero no se inmutó. Sus párpados cayeron suavemente—. Y por tanto, debe desaparecer. Debe morir.»

Sus ojos se abrieron con una furia contenida, y una seguridad total y súbita. En su mano se formó una bola de energía a la velocidad de un relámpago, lo que alertó a todos los presentes. Incluso, el mismo Ginyu soltó un pequeño jadeo de sorpresa y confusión. Anon estaba cerca de Enzo, pero apenas comenzó a moverse, su cerebro procesó todo tan rápido que el tiempo parecía transcurrir más lento. Pudo percibir cada movimiento que pasó a su alrededor, pero no estaba dispuesta a detenerse ni porque el mundo se destruyera en aquel mismo instante. El cielo podía desvanecerse y la tierra arder, pero nada calmaría su determinación.

Dragon Ball Z: ¡La Saiyajin!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora