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Tenía que ir a mi trailer, sí o sí

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Tenía que ir a mi trailer, sí o sí. No podía quedarme con la camiseta mojada.
Luego de la carrera de mi vida, volví al trailer de Lexi. Estaba mucho más empapado, pero ya podía cambiarme.

En cuanto abrí la puerta, otro trueno se escuchó. A diferencia de cuando escuchamos los primeros, esta vez Lexi no parecía tan asustada. Estaba muy concentrada en jugar con el perrito.

- ¿Ya me reemplazó? -dije mientras cerraba la puerta. El perrito fue el primero en girarse a verme, luego fue Lexi.

- Perdón. ¿Qué?

- ¿Que sí ya me reemplazó?

- No. Pero muchas gracias por él, en serio.

- No hay de qué. -dije sonriendo. Dejé mi mochila a un lado de ella, y me quité la camiseta mojada, y también el chaleco. Bueno... no iba a poder grabar con eso. Saqué mi sudadera de mi mochila.- ¿Qué? -dije, al notar que Lexi no había dejado de mirarme.

- Nada.

- ¿Segura? -dije mientras me ponía la sudadera.

- Sí.

- Ok. Digamos que te creo.

- Solo me impresionó que las marcas de tus brazos no se borraron. Nada más.

- ¿Segura que eso es todo? -ella asintió.- Como digas. -dije mientras me sentaba a su lado.

Estuvimos jugando con el perrito un rato, hasta que se quedó dormido. A él de verdad que le daban igual los truenos. Dormía plácidamente, aunque el sonido siguiera cada tanto.

Lexi era otra historia. Luego de que el perrito se durmiera, cada vez que los truenos volvían a sonar, se acercaba más a mi.

- Odio esto. -susurró. Su voz era casi temblorosa, pero sabía que no estaba por llorar.

La abracé, haciendo que recostara su cabeza en mi pecho.

- Es solo una tormenta, y estoy contigo. En un rato pasará.

- Ya sé. Pero eso no cambia el hecho, de que no me gustan las tormentas eléctricas.

Ella se movió, hasta dejar su cabeza en mi hombro. Por momentos miraba a algún punto del trailer, en otros momentos me miraba a mi.

- ¿Te dan miedo?

- Me alteran. Los... truenos, los rayos...

- Y la lluvia.

- Eso no me molesta tanto. Me relaja, de hecho.

- Ahora mismo, parece que solo te dieran miedo.

- Es por ti. -susurró.

- ¿Por mi?

- Me siento tranquila, cuando estoy contigo. -dijo mientras tomaba mi mano.

- ¿En serio? -la quiero. La quiero. La quiero. La quiero. ¿Ya dije que la quiero?

Cuéntales - Pearce Joza y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora