Cuéntales,
Te enamoraste por primera vez,
Sin darnos cuenta nuestro mundo cambié.
Sabes todo de mi,
No puedo estar sin ti.
Pero, cuéntales,
que no pienso rendirme esta vez,
y esa promesa que no te iba a perder,
no la voy a romper,
no la voy a rompe...
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- ¿Ya te dije que te extraño?
- Ya lo dijiste unas seis veces. -le contesté a Pearce.
- Bueno, siete.Te extraño. Y eso que solo ha sido un mes.
- También te extraño.
- ¿Pearce? ¿Ya estás? -escuché la voz de su mamá.
- Odio decirlo, pero me tengo que ir. ¿Te llamo en la noche?
- Claro. Adiós. -él me sonrió, antes de cortar la llamada.
Agosto pasó... relativamente lento. Pero ya me había acostumbrado a nuestra nueva rutina. Hablar en las mañanas y en las noches. A mitad del día, no solíamos llamarnos, pero a veces si pasaba.
Él estaba aprovechando sus... vacaciones, antes de tener que grabar otra vez. Aunque eso sería en octubre y en Los Angeles. O al menos eso me había dicho él.
Yo estaba con la preparación para iniciar mis clases. Con suerte, esto me facilitaría, aún más, lo de estar lejos de Pearce. Tendría menor tiempo para pensar en el. Aunque, ahora mismo, no lo tenía. Ahora debía, terminar con los últimos detalles de mis estudios, para poder irme.
Cuando estaba por comenzar el abordaje, me llegó un mensaje de la mamá de Pearce.
¿Todo listo?
Sí. Ya voy a subir. Le escribí en respuesta.
Solo... quería que esto saliera bien.
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Mi mamá estaba... actuando raro. Normalmente era muy organizada. Hacer compras con ella era cuestión de minutos. Sabía exactamente, que tenía que comprar, a donde tenía que ir, y cuanto. Hasta a mi, me tenía previsto. Siempre tardábamos un poco más, porque veía algo que me interesaba comprar, pero dudaba entre si hacerlo, o no.
Pero hoy ella estaba más que indecisa. Tardamos casi dos horas de compras, y a penas estábamos de camino a casa. Y no vivíamos muy cerca, que digamos. Ese era un... mini problema con nuestra casa en North Carolina.
