Un reino desconocido

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12 de noviembre de 202x

Hace días que no soñaba.

La figura suplicante casi se desvaneció de mi mente hasta esta noche, en que volví a encontrarme en este lugar de ensueño. Esta vez pude apreciar muchísimos más detalles, tanto así, que haré un esfuerzo para recordar las maravillas que le dieron forma.

Aún no estoy seguro si eso es casualidad o algo está pasando. Porque si bien era el entorno de mi gran pesadilla pasada, ahora todo lucía deslumbrante ante mis ojos.

Susie esta vez estaba conmigo y parecía confundida. Apenas me vio a la distancia, se acercó lo suficiente para tomarme por ambos hombros y sacudirme con dureza.

-¿Ralsei, que demonios haces aquí? Anteayer soñé con este lugar y un raro hombre encapuchado mitad estatua me dijo que habían problemas... ¿Esto es un sueño, verdad? Claro, tú no eres el verdadero Ralsei, es mi vomitiva imaginación.- dijo mirándome a los ojos, completamente desconcertada.

- Estamos soñando... y hasta donde entiendo, soy yo mismo, y estamos en el exacto lugar al que nos llamaron, Susie. Pero espera ¿Soñaste con un encapuchado de traje verde y amarillo que lloraba pidiendo auxilio entre nubes violetas?...- mencioné con mucha intriga.

-Eso mismo, ¡¿Ahora en que lío nos metimos, maldición?!- replicó ella... - ¿Dónde diablos está Kris, además?.-

Miramos a nuestro alrededor unos segundos pero en definitiva éramos solo los dos en medio de un reino desconocido gobernado por la luz del sol.

No era muy parecido al Mundo Oscuro, ya que resplandecía completamente etéreo, como si las nubes de pronto formaran todo un deslumbrante hogar. Allí las pocas personas que vimos sonreían ampliamente y se saludaban a través de bendiciones. Las construcciones tenían tonos dorados y unas largas escalinatas conducían al impresionante castillo en lo alto de una montaña. Todo estaba rodeado por enredaderas y flores.

Por instinto, nos dirigimos inmediatamente hasta el interior, creyendo que a lo mejor Kris se nos había adelantado, pero en lo más alto de los peldaños, esperaba un joven príncipe humano, con una amable mirada de tonos verdes en medio de un jardín con paredes de cristal.

-Príncipe Ralsei, Lady Susie, bienvenidos al Reino del Día. Mi mensajero los trajo aquí porque solo ustedes pueden enfrentarse a la amenaza del Mundo Onírico...- dijo, mientras nos hacía suaves ademanes con las manos desde un nacarado trono, tratando de explicar sus preocupaciones.

- Oye, completo extraño ¿Quién diablos eres? ¿Cómo sabes quienes somos? ¿Qué es lo que puede pudrir a un lugar tan jodidamente bueno como este?- preguntó Susie, como solo ella sabe hacerlo.

- Perdón, no me he presentado: soy el príncipe Soare, soberano del Día. Sé sus nombres porque son los héroes de la Runa Delta, y también habitan este lugar en lo profundo de sus mentes. Nuestro trabajo es alimentar sus fantasías y esperanzas durante su descansar. El Reino del Día recolecta todo lo bello bajo la luz del sol y lo entrega al Mundo Onírico, y junto al Reino de la Noche, creamos las más bellas ilusiones para las almas de todas las criaturas que se dejan guiar por su ensoñación... - respondió el príncipe, levantándose de su lugar, y dando una corta palmada a Susie en el hombro.

- Pero algo desconocido está rasgando las maravillas y este lugar lentamente se está convirtiendo en ruinas.- contestó el mensajero, a quien sólo le quedaba su rostro con libertad de movimiento, mirando con resignación hacia el exterior de los vidrios con sus nubes perfectas.

Con horror presenciamos como aquella figura se transformaba por completo en una escultura y reposaba inmóvil en la posición que quedó, ahogando su último suspiro.

- Si mis súbditos siguen cayendo como él, ya no existirá la fantasía, y todos los seres soñadores caerán en la desesperación. Si pueden ayudarme a sellar nuestro destino, estaré infinitamente agradecido. Un joven caballero vino antes que ustedes a ayudarnos con este gran problema, pero no ha vuelto. Por eso los hemos llamado. Poco a poco perdemos nuestra fuerza, pero lo último que perderemos es nuestra fe...- dijo Soare, palpando con pena la cabeza del caído que quedó mirando el cielo infinito en su petrificación.

-Kris...- Ahogué mi suspiro al notar solo en ese momento que me faltaba su presencia tan querida y protectora.

-Exacto: el mismo muchacho de pocas palabras pero gran determinación que me dijo que iría a investigar al Reino de la Noche, no ha vuelto. Temo que algo le haya sucedido por el camino. ...-

Me acerqué al monarca buscando que me viera directamente a los ojos para decirle antes de volver a despertar: "Tomaremos nuestro destino y le daremos el mejor final".

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