Sanando el corazón

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-Claro que tengo la reliquia. Fue un hermoso regalo de mi hermano, hasta que comencé a dañarlo con mis palabras y acciones y no tuvo más opción que exiliarme del reino. Fui realmente estúpida, y todo por celar su amistad: porque el Príncipe de la Noche es de todo mi agrado.

Entre los amplios olanes de sus mangas, cogió el prendedor y se lo pasó a Ralsei. Sus ojos aún dejaban escurrir una que otra lágrima por su fino rostro, y se acariciaba los brazos, manteniendo la vista en el suelo, como buscando consolarse por sí misma.

-Si entregártelo hace que pueda tener la oportunidad de disculparme y abrazarlo de nuevo, entonces tómalo y júntalo con los demás. Pero háganlo en la Hora del Nexo.

-¡Nexo- qué?- Preguntaron la morada y el humano.

-Es la hora en la que el día y la noche son la misma cosa. Así se mantiene el balance de este lugar, y ambos príncipes podrán verse sin riesgo, aunque sea un momento, antes de volver a sus labores otra vez.- mencionó la princesa, mientras observaba el cielo con cuidado. Una tenue sonrisa se dibujó en su rostro al percatarse que esa hora especial estaba más cerca de lo que creía.- Bien, alteza del Mundo Oscuro, en este mismo momento sería bueno que probáramos si las reliquias funcionan.

Ralsei, Kris y Susie extendieron los prendedores y los unieron en el centro. Encajaron las reliquias hasta darle forma a un pequeño sol de tono dorado. Un brillo suave empezó a emanar de él, devolviendo el anterior encanto del sitio e incluso aumentándolo aún más: El sol del Reino del Día empezó a crecer, entregando nuevamente sus rayos a la tierra; y el Reino de la Noche relució cuál mina de diamantes con sus incontables estrellas y su imponente luna.

El Valle Crepuscular se llenó de miles de flores de diversos colores. Ralsei reconoció inmediatamente el lugar de sus bellas ensoñaciones con Kris y se sonrojó un poco, al saber que era él mismo quien siempre lo acompañaba en esos momentos.

Las estatuas lentamente volvieron a cobrar vida y vitorearon con dicha, al verse salvados después de tanto. Los últimos en volver a la normalidad fueron Soare y Hōld, que poco a poco recuperaron su postura. Mareridt corrió hacia ellos, abalanzándose sobre su hermano, llorando desconsoladamente e implorando su perdón.

-Está bien, mi dulce princesa, soy feliz de que seas tú misma otra vez: te extrañé muchísimo- dijo dedicándole la más amplia de sus sonrisas- Héroes de la Luz, muchas gracias. Sabía que podía creer en ustedes. Lo han conseguido.- prosiguió, mirando a los tres amigos, que habían sanado todas sus heridas.

- Así es, Ralsei. Muchas gracias por empezar a tratar el corazón de esta querida amiga, junto a tus compañeros. El Mundo Onírico está en deuda con los tres.

Al escuchar las palabras de Hōld, el Príncipe del Día entregó una cálida sonrisa a este, a quien finalmente veía cara a cara, saludándolo con alegría; por su parte el Príncipe de la Noche se ruborizó un poco por el asombro de estar tan cerca por primera vez, cuando usualmente se conocían a la distancia en los extremos del Valle, decorando los sueños de su soñador favorito.

La hora del Nexo Crepuscular avanzó rápidamente y casi estaba a punto de acabar, por lo que la princesa advirtió aquello, haciendo que los príncipes tuvieran que despedirse apresuradamente.

- Bueno, supongo que nos veremos en el siguiente ocaso, como en los antiguos tiempos...

-Por supuesto que sí, querido amigo ¡aunque ahora es momento de trabajar! Falta poco para que amanezca de nuevo en Hometown y tenemos muchos sueños que devolver a quienes los esperan.- profirió con entusiasmo Soare, con la cara resplandeciente por el color rojo que lentamente se había apoderado de él. Dirigió su cálida mirada a sus jovenes salvadores y estrechó la mano de los tres con alegría. -Ustedes tres serán bienvenidos cuando quieran en Este Nuevo Mundo. Solo recuerden: Siempre esperen lo mejor, porque...

-La esperanza es lo último que se pierde. Creo que con este viajecito jamás olvidaré esta tontería completamente acertada.- respondió Susie, carcajeándose ante la frase más repetida de toda la aventura. También dedicó un último comentario a Mareridt; uno que hizo reír a sus amigos y a los príncipes por igual- Y por cierto princesa: espero que la próxima vez que tengas diferencias con el señor sol, no destruyas el mundo, ¿Ok? ¡ja,ja,ja,ja!

Sin tener mucho tiempo de decir algo más, aquel precioso mundo se desvaneció entre las nubes y dio paso a la luz de un nuevo día.

Ralsei se levantó con toda la energía en su mullida cama. Un enorme suspiro de alivio se entremezcló con los bostezos matutinos de quien tuvo un sueño extraordinario toda la noche.

Rápidamente se vistió y preparó para un nuevo día en su amado hogar con su dulce familia, esperando ver a Susie y a Kris en la tarde, como acostumbraban hacerlo desde que vivían todos juntos en el maravilloso pueblo de Hometown.

Aquello que habían vivido era alucinante y valioso, y estaba seguro que guardaría aquellos recuerdos para siempre.

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