Capítulo 5*

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La felicidad me recorre entera, no veo a Jacob desde hace 3 años ; el y yo crecimos juntos dado que nuestros padres eran mejores amigos, no había reunión a la que ellos no asistieran, hasta que la madre de Jacob, Marisa Morris murió en un accidente automovilístico, a todos nos afectó su partida, la señora Morris era muy querida y apreciada, a mí también me dolió, no se me hizo fácil aceptar que perdí a una casi segunda madre. Jacob como hijo le tocó la parte más dolorosa prácticamente paso su dolor solo, no tenía hermanos y aunque yo le diera mi apoyo y consuelo él de forma muy sutil me alejaba con el pretexto de que necesitaba estar solo, en el poco tiempo que pasaba con Jacob nunca lo vi soltar una lágrima, se mantenía distante, casi perdido. ¿Y dónde estaba su padre?.

El señor Anthony Morris, desde el accidente de su difunta esposa, llegaba a su casa ebrio ahogando su perdida en el alcohol, pasó como unos cuatro meses  alcohólico, no fue hasta que mi padre Carlos lo ayudó enviándolo a terapias para desintoxicarse y a grupos de alcoholicos anónimos.

Dos meses después del tratamiento Anthony ya no era un dependiente ,estaba mejor en cuanto a salud, no obstante, su personalidad dió un giro de 180 grados, todo rastro de ese hombre bueno se convirtió  en frío y chocante, no sonreía, y tristemente todos sabíamos que el estaba muerto en vida, a los tres días de terminar el proceso de alcoholismo desapareció junto a Jacob.

Se fueron sin más . Tiempo después llego una solicitud de amistad a mi cuenta Instagram y ese era Jacob, estaba asombrada, no estaba molesta con el, sabiendo que la decisión de marcharse fue idea de Anthony.

Estaban en Londres, comentó que su padre seguía siendo como un bloque de hielo que apenas le dirigía la palabra. Y afirmó que se quedarían en Londres en un periodo seis años por el trabajo de su padre, pero sin adivinar podía apostar que aún faltaban unos cuantos años mas de su estadía allí y además ¿Cómo es que este encuentro no se me hace coincidencia?

Volviendo a la realidad.

-¿Cómo sabías que estaba en Wyoming?- le cuestiono rompiendo el abrazo.

Jacob no alcanza a contestar ya que un chico lo toma del cuello de su camisa de forma brusca, este dándome la espalda.

- Como le vuelvas a poner un dedo encima, no te quito los dedos sino el brazo- le amenaza con voz gruesa y profunda.

Oh no, ya sabia que hoy no podría pasar el día sin sorpresas.

Jacob me mira y luego al chico poniéndose blanco como el papel al instante. El bullicio de los estudiantes que pasan no me dejan oír la repuesta de Jacob y luego este asiente

apenas logra decir unas palabras a las cuales no escuche y asentir ,cuando veo que el chico tiene intenciones de bajarlo relajo los hombros , me acerco a paso lento para agarrarlo del brazo.

De un rapido movimiento el chico ya lo ha lanzado contra los casilleros,que causa un gran estruendo,pero ninguno de los universitarios se inmuta.

》¿Pero que coño les pasa?《

Pienso.El chico se voltea logrando ver su rostro.

》Y yo que creía que era alguien amable《

A paso decidido voy hacia él, lo empujo con todas mis fuerzas tomándolo por sorpresa, sin embargo la sorprendida termino siendo yo, Lían ni se movió.

- ¡¿Que carajos pasa contigo Lían?! - le reclamo subiendo mi tono de voz. Él me mira sin ninguna expresión mientras que yo lo le lanzo dagas con mis ojos. La gota que colma mi paciencia es que él tiene un atisbo de diversión y la sonrisa tira de sus labios. Se esta burlando de mi, ¿Es enserio? No, eso si que no.

De reojo veo a Jacob mirando expectante tirado en el suelo adolorido y los universitarios nos dan una mirada curiosa.

- ¿Se les perdió algo?- les ruge Lían y de forma sincronizada la gente sigue en lo suyo sin atreverse ver a nuestra dirección. Me molesto.

Como La impulsiva que soy le propino un bofetón, al hacer contacto con su mejilla retiro mi mano que arde como los mil demonios, en su mejilla esta la marca roja de mi palma. Miro a Jacob que tiene la mandíbula desencajada con los ojos abiertos de par en par, detallo a Lían y la mirada moribunda que me dedica me acobarda.

No se mueve pero su cambio de actitud es radical, lo que quedo de diversión fue remplazo a una de molestia, sus ojos están dilatados y la mirada es gélida, mandíbula apretada y sus manos forman puños.

- ¿Te comió la lengua el gato?- Lían se limita a observarme -Sabes ya he conocido a cobardes como tu, se le pasan metiéndose con los que no tienen como defenderse- Dios si las miradas mataran yo ya estaría a dos metros bajo tierra -Si tienes problemas afrontalos pero no lo pagues con los demás diciendo ridiculeces, ah y no te metas en lo que no te llaman, yo decido si dejo que me pongan las manos encima o no ¿De acuerdo?.

Se volvió costumbre que cada persona que conozca tenga algún problema, como la vez que conocí a un chico de México y resultó ser el más buscado en Estados Unidos por asesinato, cosas de cosas supongo.

- Buena deducción - Doy por terminada la discusión y paso por su lado chocando su hombro con el mio apropósito, voy hacia Jacob para ayudarlo a levantarse.

- Pero estás equivocada Cristin, yo me meto en lo que se me de la gana, y esa advertencia que le di a tu amigo es la verdad- Lo ignoro y tomo a Jacob de la mano a qué se levante -Porque nadie toca lo mío.

Ahora si lo mato. Suelto a mi amigo y me levanto ofuscada, toman mi pierna tratando de detenerme.

- Crissy no lo vale- murmura Jacob pero ya estoy lo suficientemente molesta como para escucharlo.

Me planto frente a Lían.

- Vuelve a repetirlo una ve-

- Nadie toca lo mío- me interrumpe.

Lo sangre me hierve, levanto mi mano para darle por otra palmada y al momento en que voy a estrechar mi mano contra su mejilla él me agarra la muñeca con su mano deteniéndome, al principio su agarre es fuerte pero no demasiado como para lastimarme.

- Deberías tener más respeto mi Luna- me susurra - Ya se- dice, a lo que yo lo miro condundida- Hagamos esto más fácil - Con su mandíbula apretada lo miro fulminante pero no dura mucho porque de un movimieto a otro, ya me tiene en su hombro como un saco de papas, las personas ahora si nos miran pareciendo divertidas por la escena a la cual no me causa gracia ni chiste.

- Lían bájame- ignora mi petición y procede a caminar, la vista que tengo no es para nada grata, tengo mis ojos literalmente clavados en su retaguardia. Pataleo como puedo.

- ¡Jacob ayúdame!- le grito a mi amigo.

El mareo no tarda en aparecer y mientras tanto hago el esfuerzo por levantar la cabeza y mirar a Jacob. Este me mira aterrorizado y trata de levantarse en vano.

Lían está caminando hacia la salida y seguido escucho voces, no distingo bien de lo que hablan solo cosas como alfa, Jack y...

- ¿El chico? - Pregunta alguien.

Si antes esta situación me parecía irritante ahora es todo lo contrario, el temor mi inunda con solo escuchar lo siguiente.

- Encarguense de él - dice el chico en cuyo hombro estoy montada.

¿Se refiere a Jacob? Oh mierda.

- ¡Jacob!¡Jacob!... No- lo llamo desesperada y me muevo como lombriz sobre el hombro de Lian.

Lo último que alcanzo ver es a dos hombres uniformados que no se de donde salieron, se llevan a mi amigo de los hombros. Jacob se resiste tratando de golpear al hombre que esta a su izquierda pero falla, no obstante el gorila que esta a su derecha lo noquea quedando este inconsciente.

Me siento sofocada y la sangre se me sube a la cabeza.

- Lo siento Cris- me dice Lían tratando de disculparse o eso creía, cuando de repente suelta una sonora carcajada.

Una lágrima resbala por mi mejilla antes de caer por la profunda oscuridad, aún así lo único que pienso es en lo que le podrían hacer a mi mejor amigo.













El Rey AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora