Capítulo 12*

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»» Sunann se vio en la obligación de plantarse a los pies de Diosa demostrando sumisión.

- Tu deuda será saldada cuando tengas tu primer nacido, ese hijo será portador de mi bendición, un Don que solo yo concederé, formará parte de la Luna así como de la naturaleza y humanidad.

Diosa no preguntaba, solo le adelantaba los próximos acontecimientos, sin embargo Sunann no sabía el gran error que cometía al aceptar, porque gracias a ese nacido una maldición se desencadenaría.

- Los hijos de tus hijos lo heredarán, es mi legado en la sangre de tu familia, de generación en generación seguirá, sin ningún fin más que el de mis hijos evolucionen por siglos.

Finalizó Diosa, Sunann aceptó y sellaron el trato. El hombre ya tenía a su mujer, y pronto un nuevo integrante se sumaria a la familia. Antes de que la pareja se fuese de aquel bosque Diosa dijo una última vez antes de desaparecer con la luz de la Luna.

- Recuerda todo aquel que venga de la muerte, no es el mismo al regresar.

El hombre sabía que su esposa traería algunos defectos pero eso a él no le importó, porque sabía que el gran amor que se tenían podría vencer cualquier cosa. Tiempo después la esposa del leñador quedó en cinta, la sensación era agridulce, por un lado la felicidad de que formarían su propia familia y por otro lado la bendición o más bien maldición que cargaría el niño en conjunto de las próximas generaciones. Los meses pasaron y el vientre de Lucinda crecía con rapidez, no era natural que una mujer tuviera el vientre tan grande en solo tres meses. La pareja le preguntó a una supuesta bruja del pueblo sobre el tiempo de gestación que era antinatural. La bruja les hizo saber que era obra de algo más, Sunann prefirió aclarar el trato que hizo con Diosa Luna y la bruja no necesito más que echarlos de su caverna espetando y gritando que ese bebé sería la perdición de la humanidad. La pareja se resigno a qué el nacimiento de ese bebé no iba a ser común gracias a la bendición de Diosa , al quinto mes, Lucinda tenía dolores en su abultado vientre y al sexto mes nació un varón con buena formación, Sunann y Lucinda estaban asombrados tanto por lo poco que duró la gestación como por el gran dolor que le causó a la madre dar a luz. Los años pasaron y en el pueblo nada nuevo ocurría el niño Lucían ya era un joven que seguía los pasos de su padre para ser un leñador, por otro lado a la pareja le iba de maravilla, o eso decían los pueblerinos, Sunann veía algo extraño en su esposa, no sentía que era la misma Lucinda a la cual amó, una noche el leñador y su hijo iban a salir de caza, pero cambiaron sus planes cuando una fuerte llovizna empezó a caer, se quedaron en su casa que consistía en palos,hojas y otros materiales que eran resistentes.

Lucinda aún no llegaba y su esposo e hijo querían darle la sorpresa de que no se habían ido, a media noche la mujer llegó pero no sola, sino con un hombre igual o mayor que ella, Sunann escuchó voces en la sala, y lo que vio hizo que el amor que sentía fuera sustituto de odio, rabia y repugnancia hacia aquella mujer que no merecía ser llamada esposa, Lucinda lo estaba engañando y el sentimiento de odio se duplicó al saber que el hombre era su mejor amigo Draco, un panadero del pueblo. Sunann tomó la navaja con la que años atrás se iba a quitar la vida por una mujer que hasta ese día valía la pena, apuñaló al panadero incontables veces mientras su esposa gritaba y suplicaba, el hombre preso de la furia no estaba consiente de nada y también apuñaló a lo que era el amor de su vida. Cuando la masacre acabó recordó las últimas palabras de Diosa.

"Todo aquel que venga de la muerte no es el mismo al regresar"

Y qué razón tenía. En cuestión de segundos Sunann dio paso al arrepentimiento y se apresuró por envolver los cuerpos con sábanas para luego esconderlos. Sin embargo no llegó a mucho dado que Lucían alcanzó a ver todo lo ocurrido, su hijo no dijo nada, solo solo se fue al bosque, Sunann no tenía tiempo para buscarlo sino que empezó a enterrar los cuerpos de su mujer y mejor amigo afuera aún con la llovizna cayendo fuertemente. Días después la gente del pueblo buscaba al panadero, a Lucinda y a Lucían, si, el también desapareció y la ultima vez que fue visto, fue el día de el asesinato de su madre, Sunann contribuía con la búsqueda dando pistas erróneas de dónde podrían estar. El cumpleaños de Lucían llegó, anunciando que ya era mayor de edad, para el pueblo, todo un hombre.

El Rey AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora