♦️5. Una propuesta♦️

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Diego

Desperté con ánimo, al fin había conseguido acostarme con Sander lo cual había sido fantástico, el chico tenía buenos movimientos, me volví en la cama sonriendo, él estaba durmiendo plácidamente, decidí despertarlo por que era tarde él debía ir a la universidad.

Lo moví un par de veces.

—Sander... Sander despierta, debes ir a la universidad— dije mientras trataba de hacer que abriera los ojos, al chico le gustaba dormir mucho.

—Mmmm... no quiero— habló dormido sin ganas.

—Pero debes despertar o si no llegaras tarde— dije levantándome y vestir mi desnudo cuerpo.

—Un rato más, hoy tengo mi primera clase a las 10— dijo tapándose hasta la cabeza.

—Mejor, entonces levántate para que te des una ducha y tomemos desayuno— dije caminando hasta la cama nuevamente para tomar su cuerpo desnudo y colocarlo en mi hombro para llevarlo hasta el baño.

—¡¿Que haces?!— exclamó despertando al instante un poco muy exaltado.

—Te estoy llevando a la ducha—dije abriendo la puerta que daba al baño— mientras yo hago el desayuno tu te darás una ducha— expliqué bajándolo de mi hombro.

—Esta bien— dijo frustrado.

—Te espero abajo, no demores— dije dejándolo en el baño mientras caminaba a la cocina de la casa.

Por suerte había comprado un poco de comida, no era tan bueno como mi hermano pero sabía cocinar algunas cosas.

Tome algunas frutas eh hice batidos, con leche y avena, nutritivo, sano y rico.

Cuando estuvo listo lo serví en dos vasos grandes y lo coloqué en la mesa.

—Sander esta listo el desayuno!— le avisé para que llegara pronto.

Minutos después entró a la cocina con la ropa que había usado ayer, sus pies descalzos y zapatillas en la mano, cabello húmedo peinado hacia atrás.

Apunte su desayuno, dejó sus zapatillas en el suelo, aguachándose en el acto, luego se sentó para empezar a tomar el batido, imite su acción y me senté frente a él para tomar mi batido.

—¿Te gusta?— pregunté mientras lo probaba, generalmente prefería comprarlos cuando volvía de correr pero en ocasiones como estas solo los preparaba.

—Si, esta bueno— dijo tomando un poco más, su boca se manchó con el batido de color morado, reí, me levanté para tomar una servilleta y limpié su boca.

—Que bueno que te halla gustado tanto, no soy muy bueno en la cocina.

Tomamos el batido en silencio, mirándonos a los ojos, extrañamente el silencio no era incomodo, al parecer ya no le desagradan tanto a Sander.

Cuando terminó dejamos los vasos en el lava platos, él miro la hora en su celular.

—Me tengo que ir— dijo agachándose nuevamente para tomar tomar sus zapatillas, dejándome a la vista su redondo trasero por segunda vez.

Se colocó las zapatillas rápidamente y luego se levanto, desvíe la mirada rápidamente.

—Si quieres te voy a dejar— ofrecí, caminando hacia donde había dejado las llaves de la moto la noche anterior.

—Sería estupendo— dijo caminado detrás de mi, salimos de la casa, tomé los cascos y coloqué el suyo, asegurándome de que quedara bien puesto y no se callera en el trayecto hasta su universidad.

Aprendiendo a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora