Extra 1: Embarazo

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Ojito, no habrá +18... no creo que quisieran ver cómo y dónde concibieron al bebé... ¿o si, pecadoras?

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Mantuviste tu mirada en aquel aparatito, esperando a que pasaran los minutos y por fin se diera a conocer el resultado. Tal vez solo era una indigestión y no estabas embarazada, o eso querías creer por el miedo que tenías al no sentirte preparada para ser madre.

El sonido de la alarma que habías puesto se hizo presente y Eva fue la primera en ver el resultado.

—No estás embarazada. —dijo y te mostró la prueba. —Puedes estar tranquila.

Soltaste el aire que estabas reteniendo, aliviada, pero la voz de Afrodita casi te hizo desmayar.

—Eva... son dos rayitas. —Afrodita le quitó el aparato a Eva y lo miró bien. —¿Por qué dices que no está embarazada? Aquí claramente se ven dos rayas rojas.

Eva llevó un dedo a su mejilla, pensativa. —¿Dos rayitas significan embarazo? Es que no entiendo los aparatos de hoy en día... antes no sabíamos eso hasta que estuviéramos gordas.

Afrodita suspiró ante la respuesta de Eva, no iba a ponerse a explicar la tecnología de los humanos a la rubia, puesto que Eva no iba a entender.

—¿Quieres tenerlo? —Te preguntó Goll, a lo que elevaste los hombros en señal de no saber.

—Tengo miedo.

—Puedes hablar con Poseidón. —Las chicas te alentaron, a lo que les agradeciste antes de caminar rumbo al hogar que compartías con Poseidón, no sin antes hacerte dos pruebas más para corroborar el resultado.

No sabías ni cómo abordar el tema con el dios de los mares. Estabas segura de que muchos se alegrarían de que por fin Poseidón tuviera descendencia, sin embargo, de acuerdo con rumores que habías escuchado, Poseidón antes de conocerte había dejado muy en claro que no tendría hijos, por lo que tus nervios aumentaron más. A pesar de que Poseidón ya te había demostrado de mil formas lo mucho que te amaba y la confianza que tenía en ti, todavía existía el miedo a que Poseidón rechazara a su propio hijo y lo tratara como un bastardo... y eso era lo que menos querías.

Antes de llegar al hogar, hiciste una parada al notar lo feliz que se veía una joven embarazada a lado del que parecía ser su esposo y su hijo de cinco años, inconscientemente sonreíste. Querías eso mismo para Poseidón y para ti, por lo que, dejando a lado tus miedos, empezaste a idear una plan para sorprender a Poseidón.

Sabías de antemano que Poseidón odiaba las fiestas o cualquier otro evento social, por lo que la sorpresa tendría que ser privada, solo para él y para ti, por lo que llamaste a las diosas para que te ayudaran a llevar a cabo tu idea, pero todavía faltaba algo: la distracción.

Como la sorpresa sería en tu propia mansión, alguien, que no fueras tú, tenía que sacar a Poseidón de su cueva y mantenerlo distraído, pero sabías que ningún dios y humano sería lo suficientemente temerario para cumplir ese papel.

"Puedes decirle a Loki, estoy segura de que te ayudara". —Fue lo que te había dicho Afrodita, pues el dios, aparte de ser un buen amigo tuyo, era lo suficientemente imprudente para distraer a Poseidón, pero el problema era que el dios de las artimañas estaba muy ocupado y esta vez no podía saltarse las reuniones porque Odín siempre tenía su único ojo pegado a él, así que no tuviste más remedio que tú ir hacia él.

—Llévame, por favor. —Le rogaste a Poseidón, sabiendo que éste ya nunca te diría que no.

—¿Para qué quieres ir? —Con el paso del tiempo, Poseidón se había vuelto más abierto contigo, por lo que ya no te asombrabas al escucharlo hablar y no responderte con monosílabos.

Hagamos una historia juntos (Poseidón x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora