—¡Lisa...! —Un fuerte grito retumbaba mi nombre—. ¡Lisa...!
Eso era lo que se repetía en mis últimos sueños, cuales quería evadir tratando de mantenerme despierta. Hasta que entendí que aquello sería mi salida; eran las pistas necesarias, eran las piezas que debía ir engranando una tras otra, hasta armar el escenario. Hasta armar el sueño que daría el contexto de mi repudiado recuerdo.
Por ello, cada noche que mi mente naufragaba en escenarios que hacían de mi cuerpo tendido sobre la cama, un temblor, una transpiración y de seguro murmullos que crecían hasta quedar en un grito extendido que me marcaba el fin y el comienzo. Tomaba el cuadernillo que guardaba debajo de mi almohada y describía las escenas que poco recordaba, pero que se repetían durante todo el día que mis ojos no descansaban en supuesto sueño.
Esta vez el sueño me había dejado pendida sobre la cama por largos minutos cuales dediqué a procesar lo ocurrido en él. Estaba conduciendo descontroladamente, mis manos apenas sentían el volante cual giraban sin precaución, mis ojos no paraban de derramar lágrimas, mis labios estaban tensos en conjunto a mi mandíbula. Hasta que con simple vistazo al asiento copiloto me llevó a soltar desgarrador grito al avistar un ramo de margaritas en él.
Y allí fue cuando desperté, temblando, con mis ojos estáticos y muy abiertos. Sintiendo la necesidad de correr hacia... alguien y pedirle perdón. Pero, el por qué, era el hueco, el vacío, el inconcuso restante que mitigaba mi paciencia y sueño por encontrarle en ellos.
—Hay un vacío. —Estaba con escaza luz nocturna iluminando los garabatos escritos en el pequeño cuadernillo; no quería encender la luz y que algún Kim lo notase e irrumpiera inquiriendo sandeces—. Es decir... ¿Qué tal si todo comenzó con aquel día en que... BamBam discutía con alguien? —hacer conjeturas a viva voz, me ayudaba a pensar con claridad—. Y luego... ¿qué?
Había un hueco entre ese momento y el otro, el que hoy se repetía en mis sueños; yo huyendo. ¿Por qué huía? ¿Qué fue aquello que... avisté que me espantó al punto de desecharlo hasta de mi mente?
—Jennie... —susurrar su nombre me hacía sentirle cerca como lejos. Había estado aquí, durmiendo a mi lado, hasta que desperté y ya no estaba—. Dios...
Había dejado pasar aquello cuando prioricé indagar entre mis sueños y realidad, pues sabía que de algún modo los sueños estaban enlazados con mi situación en esta mansión.
—¿Los Kim tienen que ver con aquello que mi mente borró? ¿Acaso no quieren que recuerde? —Mientras más meditaba aquello, mi mente parecía no soportarlo y me castigaba con pinchazos fuertes que me llevaban a masajear mi cabeza—. No le veo más respuestas al hecho de que no me dejen salir.
Al erguirme de pie, un violento temblor se apoderó de mi cuerpo al instante en que mis emociones no se tardaron en hacerse ver a través de mis lágrimas, cuales, con una potestad cual amedrentada era por motivo desconocido para mí, salieron a toda prisa.
—¿Qué... sucede? —Mi mano pendió huida a un soporte que estabilizara mi cuerpo que parecía querer ir de lleno contra el piso, y se estacionó sobre la madera de la cama.
—¡Lisa...!
—¿BamBam? —era su voz, su timbre cual dolor desgarraba su garganta lograba enmudecerme, frenar mis lágrimas, cortar mi respiración...
—¿Lisa? —No, esa voz no era de él—. Lisa, ¿qué sucede? —Dulce tacto, suavidad, caricia, manos sobre mi rostro y una mirada que buscaba la mía—. Hey, ¿por qué lloras?
—¿Jennie? —Mis manos ahora buscaban mejor soporte estacionado en la base de su cuello. Ella estaba allí—. Mi amor, yo..., no sé... —el llanto no dejaba espacio a más que tartamudeos, no podía gesticular más que un temblor que distorsionaba mis palabras—. BamBam...
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𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀
Fanfiction✨ Ganadora de los premios Wattys 2022✨ Mi vida... ¿Mi vida? Describir mi vida sería acto muy mezquino a mis sueños. Sí, esos que nos llenan de la ilusión tras una sonrisa que parece obviar que aquello no es real. Pero no quiero ser filosófica, sólo...