Abajo el telón.

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Ironía que vuelva a una oficina donde encontré prueba suficiente para dar por sentado alguna idea suficiente para mi huida. Y ahora estar de nuevo para que esta idea se transformara en realidad. Una que acabaría conmigo, aunque ya mi aspecto fuera más que deducción de que lo estaba; despeinada, empapada con aquella agua helada que detuvo mi caída, aruñada por las rocas y ramas que entorpecieron mi camino de vana huida, con un corte en la planta de mi pie, con un abrigo que...

—No me creas tan cruel, Lisa —Jisoo me colocaba aquel abrigo por encima de mis hombros, dándome una sonrisa torcida en la tristeza, antes de dirigirse a Jang—. Jang, Jane esta por entrar.

Tras un suspiro caí en el contexto que estaba; la oficina de Jang. Éste de pie al frente de su escritorio leyendo algún documento, y yo del otro lado sentada.

—Hazla pasar.

Los pasos de Jisoo me llevaron a seguirle con mi visión cual postré por encima de mi hombro, notando a Taehyung en una esquina junto a la salida, vestido de... ¿blanco? ¿Era un uniforme? El resurgir de otros pasos que daban entrada, tomaron mi atención que ahora era confundida tras mi ceño. Una mujer alta, delgada, con rasgos maduros pero delicados, un traje ejecutivo, una mirada que... conectó con la mía una vez le encontró. Era curiosa, anhelante, deseosa como la de un pirata que pretende encontrar un tesoro en la oscuridad del océano.

Y ella parecía haberlo encontrado, en mí.

Hubiera dejado mis ojos buscar algo más en mirada ajena y nueva para mí, pero quien detrás de aquella mujer hacia entrada, me robó un suspiro, me llevó a plegar mis cejas y amagar con levantarme.

—Irene —mascullé su nombre en un matiz de desconcierto.

—Bien —habló Jang trayendo la atención de todos a su postura recta, luego de que el par de mujeres tomara asiento contiguamente al escritorio del mismo—. Con todos ya presentes, se dará inicio y fin a todo esto.

Mi mandíbula se tensó, y mi corazón con sus rápidos latidos ya me presagiaba lo venidero que no era más que mi fin. No había mucho que intentar para escapar. Era una batalla de un solo soldado, sin armas y con una guerra interminable. Y recriminé mis labios, pues al dejar caer mi cabeza hacia adelante, un sollozo quebrantado brotó con vida propia dejando advertir mi debilidad. Como si ya me resignara a mi muerte a manos de otros.

La tan nombrada y refinada Jane, estaba completando su llegada para dar inicio a un ritual donde mi alma sería el cumplimiento de alguna promesa a cambio de petición ya proveía por el... señor de las tinieblas a ellos.

—El poder de la mente es increíble. —Aquel relato incipiente, fue proveniente de Jang que estaba de espaldas al escritorio, atisbándose en la vista tras la ventana, regresando su atención hacia mí—. Es tanto su poder que, incluso, llega a controlar absolutamente todo. Más de lo convenido. Siendo esto, tan decadente para uno el ser humano. Para ti, Lisa.

No le entendí. Se supone que comenzaría un rito o algo por el estilo, acompañado de velas y esas cosas esotéricas del mundo satánico. ¿Qué querían de mí entonces?

—¿A dónde qui-quiere llegar con todo esto, Jang?

—Lisa —incluso su voz pacífica me atemorizaba más que la autoritaria—. ¿Estás consciente de tu entorno? ¿Qué es lo que estás mirando? —abrió sus brazos para enfatizar el contexto que nos envolvía, llevándome a mirarlo una vez más.

Escépticas miradas. Una Irene que frenaba su redacción para mirarme por encima de sus gafas. Una Jane, que hasta ahora se limitaba a presentarse como debía, y sólo me indagaba con una ceja alzada. Un Taehyung cual pose de policía le envolvía su cuerpo a un costado de la puerta. Y devolviendo mi mirada al frente, un Jang pasible esperando respuesta.

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𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora