✨ Ganadora de los premios Wattys 2022✨
Mi vida... ¿Mi vida? Describir mi vida sería acto muy mezquino a mis sueños. Sí, esos que nos llenan de la ilusión tras una sonrisa que parece obviar que aquello no es real. Pero no quiero ser filosófica, sólo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bajo el cobijo de mis brazos cuales se cruzaron sobre mi torso, me mantuve sentada dándome algo de calor. El frío incrementaba a cada minuto que pasaba, o así lo sentía. Pero el lugar donde me encontraba, cierta calidez se matizaba en el ambiente; sofás de color crema, unas paredes claras, donde una, mantenía aspecto rocoso de ladrillos donde colgaba uno que otro cuadro, una estantería repleta de libros, un escritorio...
Jennie me mencionó alguna vez que quería adornar su escritorio con unas flores de... ¿De qué?
En fin, estaba en la oficina de Jennie, en un apartado de la mansión. Creo que es la primera vez que estoy en un lugar donde cada rincón lleva algo de Jennie, como la alfombra que ahora causaba un cosquilleo en la planta de mis pies y en la cual me perdí admirando por su suavidad. Se podía concluir que este lugar parecía un anexo a otro desligado de lo antiguo, austero, amaderado, con el misterio envuelto en una fría oscuridad. Pero la claridad aquí era buena, hasta que mi mirada cayó sobre una tensa espalda de digna figura que estaba a un costado mi presencia.
—Jennie —le llame recordando qué nos trajo hasta su oficina. Pareció reaccionar con un letargo con el que apenas tarareo una respuesta al darse la vuelta—. Llevas varios minutos apartada, ¿me darás las respuestas que necesito o necesitas más tiempo para elaborar una que sea creíble?
Ladeó su rostro respirando hondamente para acercarse a mí. Y no bastó mucho para sentir el calor de su cuerpo sentado junto al mío.
En ella, no podía ver más que un cariño desbordante. Pero, ¿hasta qué punto puede amar alguien? ¿Hasta qué punto donde se someta la falacia como medio de protección? ¿Me quería proteger o engañarme?
—¿Qué tan cierto es mi supuesto cuadro de estrés agudo? Y antes de que preguntes cómo di con ello, primero respóndeme porqué lo ocultaste. —Ladee mi cuerpo para quedar de frente y crear mayor conexión con ella, para leer cualquier gesto que me diera una respuesta que sus labios parecían reprimir—. Dímelo.
—El estrés agudo viene de... de un suceso traumático, Lisa —con aquello daba por sentado lo que Rosé me había dicho, daba por sentado que... estaba padeciendo las consecuencias de un cuadro de estrés agudo—. Supongo que, quien te lo comentó de manera descuidada, también te enteró del suceso, ¿no?
Como acto instintivo ambas nos miramos por más tiempo, ambas dibujamos líneas confusas en nuestro ceño. Era como un secreto que ninguna era capaz de soltar porque inmiscuía a la otra y cualquier daño de una a la otra, era como clavar un puñal en corazón ajeno que se confió.
—Lisa, ¿esa persona te lo comentó? —repitió con voz apagada, sin apartar su mirada de la mía.
—De haberlo hecho, siento que no estaría aquí contigo buscando más preguntas. Mi mente está nublada, Jennie. Es incapaz de dar con tal suceso que me ha llevado a este estado. Es como... —de pronto me sentí cansada, mis párpados cedieron aclarando mi visión, pero para mí tortura, tras ellos se repetían distintas escenas de mis malos sueños—, como sí...