¿Más que una terapeuta?

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La luz de aquella mañana era brumosa

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La luz de aquella mañana era brumosa. Los débiles rayos del sol se perdían en pequeña neblina, trasluciéndose. Tomaba de un té para calentar así mi cuerpo cual tendido estaba sobre el muro que sobresalía de la ventana que proveía la panorámica vista de la entrada a la mansión, donde aún permanecía apresada. Era un largo camino cuya superficie era de ladrillos grises, ambos lados bordeados con flores blancas, donde el final muy lejos para mí visión, se podía dibujar las verjas sobresalientes del gran portón que me separaba del mundo exterior.

Han pasado algunos días desde aquel donde Jennie y yo casi consumamos más que un beso. Desde entonces, apenas unos besos fugaces hemos compartido. Sé que habrá otra oportunidad y será fuera de este lugar. En cuanto a los otros Kim. Creo que cada uno se mantiene en lo suyo, claro, no quiere decir que no me he topado con las miradas de Jisoo que muy poco está por aquí. O con Taehyung, donde al parecer tan gran lugar era pequeño para nuestros cuerpos que siempre se topaban en el camino del otro.

Jang. Apenas le vi. Según Jennie, está preparando la llegada de Jane, su ex esposa. Situación que me lleva a otra angustia por saber qué me dirá. Jennie ha sido muy insistente con el tema y lo importante que era para ambas, y no pretendo defraudarla.

Jennie. A lo lejos la avisté, justo por aquel largo camino de venida aquí. Se aproximaba hacia la entrada de la mansión acompañada de su padre y... una mujer. Aquella no era tan alta, cabello negro lacio y largo, ropa parecida a la de Jennie, muy pulcra y elegante. Se robó mi completa atención cuando trazó una carica por el brazo de Jennie, donde dejó pendida su mano mientras le miraba ladeadamente y le sonreía... Y Jennie también le devolvía la sonrisa.

¿Era una amiga? No conocía mucho del contexto social de mi esposa. Es decir, lo común. Muchas veces se escapan amistades de la pareja que, luego de años es que le conocemos. Puede que sea el caso, porque aún desde la distancia se percibía su confianza, cierta complicidad en miradas que ya no pude avistar pues desde mi posición era imposible. Sabía que entrarían, así que dejando la taza vacía sobre el muro salí en dirección al recibidor.

¡Odiaba lo amplio de este lugar! Debía pasar por varios pasillos hasta poder dar con la habitación que quería. Tropezarme con algún que otro empleado que sólo dejaba puesta en mí su mirada. Poco hablaban, y nunca me respondían lo poco que les podía inquirir. Como si yo fuera completa extraña para ellos, o como si tuvieran prohibido dirigir palabra a mi persona.

¡Bah! Estúpidos Kim. De seguro es otra de sus prohibiciones hacía mí.

Respiré cuando di con el pasillo del comedor cual me llevaba al recibidor. Y allí fue donde capté cierto murmullo acompañado de alguna corta risa de complacencia. Otros pasos y mi visión dieron contexto a los murmullos. Y allí estaban todos los Kim recibiendo a la mujer que sonreía y luego, ladeaba su rostro cual aseriado se volvió cuando se encontró con mi desconfiada mirada.

—... ¿O quizá como en los viejos tiempos, Irene? Como en la universidad, ¿recuerdas?

Irene. Ese era su nombre, ese con que Jisoo se dirigió a ella de manera amistosa. Era conocida por todos los Kim, no tenía dudas.

𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora