—Hazte cargo, Jennie.
Jang fue el primero en desaparecer, no sin antes escanearme bajo unas cejas fruncidas y labios torcidos. Mientras la nombrada dejó escapar un suspiro y daba pasos hacía mí. Su tacto sobre mi mano no fue suficiente como para apartar mi aridez de unos profundos ojos negros que hacían de Jisoo, más misteriosa de lo que su presencia siempre autoritaria, expresaba.
—Vamos, Lisa —lo que me esperaba detrás del tono apacible y toque delicado de su mano, seguro era lo contrario. Pues no se dignó a darme siquiera una mirada mientras subíamos los escalones, donde soltó mi mano al llegar a la segunda planta.
—¿Tú si me explicaras? —No. No me respondió, ni con su palabra digna de calmarme, ni con su mirada tan digna de mi perdición, de la cual busqué inclinando mi cabeza, notado que esta vez su altura disminuía por traer zapatillas deportivas, notando que su ropa esta vez era casual, distinta a sus trajes de trabajo. Incluso, lucía dormitada.
—Entra —pidió desganada, como si no quisiese siquiera dirigir más de dos palabras cuando mucho. Así que entré de nuevo en la habitación, tan vacía y oscura que a penas me daba cuenta.
—¿Qué... qué sucedió? ¿Por qué de pronto estaba en la habitación cuando yo estaba afuera y...?
—Y golpeaste a Tae.
Volteé mi rostro ocultando mi molestia de ella que estaba de pie frente a mí. ¿De verdad me refutaría aquello en lugar de preguntar qué sucedió? Claro, era más fácil señalarme a mí que a su hermano.
—¿Sabes? Tengo una solución a todo esto. —Alzó las cejas como gesto de que continuara, pero su rostro no abandonaba rasgos de cansancio que hacían notar sus párpados caídos—. Irnos. Es lo más sencillo y la vez parece lo más complicado. No compliquemos más esto, y vayámonos. Hoy si es posible, Jennie.
—No es una solución. —Y ahí de nuevo su negación sin base. Me quedé observando como despejaba la bufanda que cubría su cuello, y a lentos pasos se dirigía hasta tomar asiento al filo de la cama.
—¿No? Entonces, ¿lo es quedarnos y seguir en esta estúpida situación que desencadena mi desesperación? —Su mano fue a su rostro donde dos de sus dedos apretaron el puente de su nariz—. Oh, claro. Es que es normal que yo me pelee con tu hermano por este no permitirme salir.
—Es tu culpa toda la situación, Lisa. Si tan sólo...
—¿Si tan sólo qué? Es más fácil señalarme como culpable, ¿no? Claro, es mi culpa que quiera ser una persona normal y alguien me lo prohíba al punto de atacarme por la espalda.
—Estabas en completo descontrol. Golpeaste a Taehyung.
Solté el aliento asintiendo, paseando mi lengua por delante de mis dientes, refrenando más que una rabia, un dolor que quería mezclarse en la situación por medio de lágrimas. Y me alejé unos pasos deteniéndome frente a la ventana de espaldas a ella. No había que ver cuando todo era oscuro afuera, pero tampoco avistaba nada cuando sólo quería respuestas, una credulidad, un acompañamiento en lo que digo. No un señalamiento.
¿Por qué nadie me cree o está conmigo?
Me sentía mal porque ella no me creía a mí, porque ella no me defendía a mí sino a su hermano. Me sentía mal, porque... quizá no me amaba y me mentía.
Mis sueños. Bambam. Su casi confesión sobre aquello que involucraba a Jennie. ¿Acaso..., me diría algo tan grave que por ello estoy aquí? ¿Me logró decir aquello y es eso lo que no recuerdo? ¿Es el motivo de esta incipiente vida al lado de los Kim? Sí quería responderme debía ser cautelosa, no mostrar mis deseos ante ellos. Debía descubrirlo y para ello debía actuar como ellos querían.
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𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀
Fiksi Penggemar✨ Ganadora de los premios Wattys 2022✨ Mi vida... ¿Mi vida? Describir mi vida sería acto muy mezquino a mis sueños. Sí, esos que nos llenan de la ilusión tras una sonrisa que parece obviar que aquello no es real. Pero no quiero ser filosófica, sólo...