Un sueño; recuerdo desbloqueado.

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Desespero.

No había otra palabra para describir mi estado actual. Agitada, sudorosa, incluso la respiración parecía escasa, o era el oxígeno... ¡No lo sé! ¡Dos días! ¡Dos malditos días y Jennie aún no aparecía! Pero yo sabía ya de antemano el porqué. Lo que me tenía en un punto de locura era la desaparición de quien me contaría, develaría, informaría de algo que calló por esta no estar.

Minjeong. No estaba.

¿Cómo pudo desaparecer? ¿Se habría ido? Todo me daba vueltas una vez me detuve en el salón principal. Ya había buscado de ella por el pasillo donde se ha de suponer estaba hospedada como visita de Tae... Taehyung. Él más que nadie poseía la información del paradero de la chica. Pero poco le vi, y en esas veces parecía no querer dirigir siquiera mala mirada hacía mí. Incluso desviaba sus pasos si iban en dirección al encuentro de los míos.

Simplemente me estaba evitando. ¿Por qué? ¿Por qué cuando siempre aprovecha la oportunidad de mi soledad para hacerse de sarcasmos y molestarme? Todo se estaba volviendo muy extraño. Todo mi alrededor parecía prepararse para algo de lo cual no estaba enterada, pero de lo cual era participe. De ello, no tenía dudas.

Mis pasos flaquearon en dirección al gran ventanal, donde mi mano pendió huida a la pared para sostener mi cuerpo. Mi cabeza parecía latir, el dolor era indescifrable como insoportable. Con mi mano libre sostuve mi cabeza, descubriendo mis ojos con vista a lo que el ventanal ofrecía. A lo lejos en el largo camino, noté algunos hombres hablando con Taehyung. Sin divagar en ideas absurdas, aquellos me parecieron extraños, todos vestidos iguales como si perteneciesen a...

—No lo diré... —observe como aquellos se despedían estrechando sus manos, y como Taehyung miraba sobre cada hombro su entorno de manera cautelosa, hasta que... me miró a lo lejos—. Idiota —murmuré notando como se apartaba adentrándose a la mansión.

Me decidí por ir tras él, no soportaría otro día sin al menos saber qué ha sido de la chica, y por qué ha desaparecido en un momento tan cumbre de mis malos presagios. Y en la entrada le observé. Marcando sus pasos le seguí hasta caer en la cocina, donde me detuve bajo el umbral de la puerta.

—Taehyung —le llame logrando que alzara su mirada de la taza que sostenía. Y para mi sorpresa desglosó una sonrisa torcida mientras me daba una mirada que, días atrás, me había negado—. Necesito hacerte una pregunta.

—Desde ya me adelanto en responderte; Jennie vendrá por la noche, quizá —se encogió de hombros con lo último y procedió a servirse algo de té—. ¿Quieres?

—¿Dónde está Minjeong? —solté lo que quería desechando así, su amabilidad falsa de ofrecerme té. Acercándome para notar su mirada fija en el té que servía en su taza, cual dispuesta estaba en la encimera que nos separaba.

—Vaya, ¿amistaron? Sólo estaba de paso por aquí. No creo que... —apartó con suavidad la tetera una vez llenó su taza de té, dando espacio a su mente de pensar qué decir— vuelva por aquí.

Nos miramos por largos segundos. Su aspecto era tenso, muy aseriado, incluso su cuello dibujaba sus cuerdas. Hasta que aclaró la garganta y procedió a tomar té. Dejándome en un viaje donde la incredulidad y desconfianza me incitaban un fuerte dolor de cabeza. Había parado desde hace mucho aquellas pastillas. Quizás a ello se deba mi dolor. ¿Debería retomarlas? Pero mis sueños se hacían más lúcidos sin ellas.

—Demonios... —mi mano ya parecía parte de mi cabeza, porque allí estaba estacionada a un costado sobre mi sien, sosteniéndola.

—¿Dolor de cabeza? Creo tener algo para eso. Espera.

—No, déjalo. Ya dime de una vez dónde está Minjeong. —Alcé mi mirada observando su espalda tensarse mientras buscaba algo en algún gabinete del otro lado de la cocina—. No esperarás que crea esa respuesta tan... poco elaborada.

𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora