El plan debía continuar. No podía refrenarme ante una situación que se interpusiera. Así que luego de aquella extraña discusión con Taehyung, seguí sus pasos notando que se encerraba en su habitación. Un Kim menos. La habitación de Jang, había quedado en completo silencio, cual fue luego perturbado por la voz de Jennie. y aquello me era suficiente para deducir que aún continuaban con una discusión que, de momento, no me era reveladora como lo sería la oficina de Jang.
Sin más, dirigí mis pasos hacía la planta baja, colando mis pasos a pies descalzos sobre el pasillo tan diferente a un lugar cual parecía un espejo en otras áreas. Y allí estaba la puerta amaderada donde, contiguamente, yacía una maceta con alguna especie de planta. Donde mis manos anhelosas se acercaron con precaución extendiendo el conjunto de llaves. Donde el tintinar parecía un ruido que acaparaba toda la mansión. Donde mi respirar se vació al momento que ésta cedió.
—La oficina de Jang —mi voz cargada de emoción y miedo, cual la hizo vibrar, salió en un suspiro a medida que me adentraba.
Amplitud, eso era. Y la oscuridad en ella parecía infinita. Pero para el beneficio de mis planes, tras el gran escritorio amaderado se encontraba igual ventana, y no dudé en despejar un poco los costados de las cortinas que se unían en medio, dando invitación a la luz nocturna de ser mi acompañante en la revelación de una verdad, que, estoy segura mitigará mi poca cordura.
Pero mi mirada se sació primeramente de alrededor. De los sillones contiguos a la entrada, del tocadiscos antiguo, de una gran pintura clásica, del estante que guardaba libros en demasía. De un gran retrato que mi mirada encontró sobre mi hombro izquierdo. Era una mujer, pero...
—¿Jennie? —No, no podía ser Jennie alguien que engalanaba vestimenta tan diferente, pero elegante. De rasgos maduros y más aseriados, pero sus rasgos, esos felinos ojos, eran los de Jennie—. Quizá se trate de una ascendiente de mi amor. ¿Su abuela? —Tampoco lucía tan mayor, y el retrato no lucía tan vetusto.
Pero... ¿qué estoy haciendo? Sacudí mi cabeza para centrarme en lo convenido. Tenía el tiempo límite y mi mente parecía desviarse de lo primordial, como si quisiese evitarlo y yo no estaba enterada dejándome llevar con ella. Así que ubiqué mi mirada sobre el pulcro y ordenado escritorio de Jang.
—Un antónimo de lo que es el escritorio de Taehyung.
Mis manos se alzaron, partiendo a un conjunto de carpetas dispuestas a un costado derecho. Pero se refrenaban y partían al otro extremo, donde otro conjunto de carpetas color amarillento, parecían llamar más la atención de mi indecisa mirada. Al final, una mano pendió huida sobre mi pecho, con intenciones de apaciguar el intenso pinchazo de dolor que incrementaba con cada frenético latido. Como triste presagio que aprisionaba mi corazón.
—¿Acaso..., acaso ya presagio algo que...? ¡Agh! —ahora se unía un fuerte dolor de cabeza a la ceremonia—. ¡Dios! ¡Suficiente! —dejé caer ambas palmas de mi mano sobre el escritorio, reprendiéndome al instante por crear un sonido capaz de llegar a oídos de quienes me detendrían. Así que me apresuré.
Sometí a una agitación convulsiva a mi corazón a medida que mis acciones se apresuraban. Ignorando el fuerte dolor en mi pecho y cabeza, comencé a husmear en las carpetas, siendo la adrenalina cegadora de mi lógica y razonamiento de lo que mis ojos, a penas, lograban avistar en letras.
—Esto no me sirve —deje caer otra carpeta sobre otras que, antes, lucían ordenadas, ahora todo era un desastre de papeles—. Sólo son detalles sin importancia. Ne-necesito algo que..., que lleve mi nombre en él.
Me separé un poco del escritorio, notando el temblor avasallante de mi mano al escurrirla tras mi nuca. Tratando de aclarar mis ideas y...
—Jang no sería tan estúpido para dejar tendida a simple vista gran información... Los gabinetes.
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𝐄𝐋 𝐌𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐊𝐈𝐌 ➤𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀
Fanfiction✨ Ganadora de los premios Wattys 2022✨ Mi vida... ¿Mi vida? Describir mi vida sería acto muy mezquino a mis sueños. Sí, esos que nos llenan de la ilusión tras una sonrisa que parece obviar que aquello no es real. Pero no quiero ser filosófica, sólo...