ESTOY BIEN

CAPITULO 4

Observo todo a mi alrededor con desconfianza, me encuentro en un cuarto completamente blanco y al frente de mi hay un escritorio con dos sillas. No tengo ni idea de cómo llegué aquí, primero estaba en mi funeral y de repente aparecí aquí.

Mi funeral , suena raro y hasta gracioso,
¡Concéntrate! Una voz interrumpe mis pensamientos.

—Alison jones— siento como me recorre un escalofrío en la espalda, así solía llamarme papá cuando estaba enojado.

Me doy la vuelta y veo a una mujer como de cincuenta sentada atrás de él escritorio, me hace uno seña para que tome asiento la miro dudosa pero al final me siento es mejor no buscar problemas.

—¿Cómo sabe mi nombre?—es lo mejor que se me ocurrió decir.

—Se el nombre de todos y tú no eres la excepción.—su voz es tan suave y melodiosa.

—¿Tu eres dios?—pregunto como tonta y ella suelta una risita y niega.

—No, no soy dios soy como uno de sus ayudantes.

Eso me deja igual de confundida ¿Ayudantes? Cómo los duendes de santa.

—¿Usted sabe que es lo que está pasando?.

—Si.

—Esto es un sueño ¿Verdad?, No estoy muerta—le digo con esperanza de que esto no sea real pero ella me da una mirada compasiva.

—Lo lamento mucho pero esto es real estás muerta.

Sus palabras hacen que toda mi esperanza decaiga.

—¿Dónde estamos? Señora...

—Dime directora, y estamos en la agencia—retengo una risita.

—Directora—repito divertida—¿Qué? ¿Volví a la escuela?.

Me echó a reír, no sé si río de risa o de lo nerviosa que estoy.

—Me alegra que la situación le de gracia—comenta sería y me dejó de reír—Grace te explicará lo que está ocurriendo, ella será la encargada de ti cualquier duda que tengas pregúntale.

Y antes de que pueda contestar ella aplaude y de repente aparezco sentada en el suelo de un parque ¿Que mierda?.

—Hola tú debes ser Alison—grito del susto y miro a la persona al frente de mi.

Una chica como de la edad de Angie es de piel clara con algunas pecas en su rostro pero lo que más llama mi atención es su cabello rosa.

—Soy Grace seré tu acompañante en esta misión—la miro con atención—. Debes estar muy confundida pero voy a explicarte.

—Si por favor—murmuro y ella se avisa en su puesto.

—Moriste pero me imagino que ya lo sabes.

—Si.

No es algo que de lo que uno se olvide.

—Que bien—la miro incrédula—. Cuando una persona muere su alma abandona su cuerpo para por decirlo así descansar.

—Y eso no paso conmigo.

—Correcto, tu no te fuiste—me toma la mano—, pero tranquila eso les ocurre a aquellas personas que tienen algo pendiente o que dejaron su vida de una manera no natural.

Como un accidente.

—Tienes algo pendiente y mi deber es ayudarte a descubrirlo para que te puedas estar en paz.

Esto parece una película, es algo difícil de procesar, creo que ella lo nota por lo que dice:

—No te preocupes yo te ayudaré—asiento—, lo que ahora debemos hacer es volver a la tierra.