9

1.7K 181 20
                                    

—¿Me lo piensas devolver en un ataúd? ¿Es así San?

Sentía que su cuerpo dolía por la gran cantidad de golpes que había recibido pero no era nada, absolutamente nada a lado de lo que estaba escuchando.

—No morirá esta vez, ¿eso significa para ti tener suerte? ¿Jugarás a Wooyoung a TU suerte? Dímelo —la voz rasposa y llena de impotencia del padre de Wooyoung incrementaba el horrible remolino en su estómago—, ese horrible corte en su rostro será lo suficientemente profundo para recordarte toda tu vida como puedes lastimarlo, como tu estúpido estilo de vida puede dañarlo, ¿qué hace alguien tan lleno de vida e inteligencia a lado de alguien como tú? —un grito ahogado que parecía emular desde lo profundo de sus entrañas.

Las palabras no salían, ¿qué podría decir después de todo?

Un corte que iba desde su ceja izquierda  para bajar y caer por la comisura de su labio, no se iba a perdonar jamás, no iba a poder superarlo, se sentía miserable.

—Lo siento mucho —le salió junto a las lágrimas que jamás llegaba a mostrar a nadie, no se permitía llorar nunca en frente de nadie, pero era diferente, había cometido un error impensable.

—Llamaría a la policía ahora mismo, porque es tu culpa San —espetó con rabia—, pero incluso después de esto Wooyoung querrá volver contigo, ¿cómo diablos hiciste para que te pusiera por encima de él mismo?

—Perdón.

No quiso decir más, no quiso pensar en lo que diría Wooyoung al despertar con tal herida, una que lastimaba lo que él más adoraba, ese precioso rostro que moría por ver cada mañana por el resto de su vida.

—Me iré, pero por favor déjeme dejarle un mensaje antes. Yo lo traeré mañana y debe dárselo. Desapareceré de su vida, lo prometo —apretaba los puños—, pero debe dárselo, no diré nada que lo comprometa.

La furia en los ojos del hombre de facciones gastadas se suavizó.

—Tuvimos que llegar hasta aquí para terminar con esto.

San sólo agachó la cabeza para pasar a retirarse. Pasaba la saliva dolorosamente para evitar que las lágrimas cayeran aún más pesadas.

La ventana mostraba una vista fúnebre, las nubes grises dejaban caer sobre el pastizal del hospital su tristeza, o era así como se sentía él.

Esperaba que sus padres se largaran para poder ver a San, la única visita que lo pudo animar fue la de su hermano pero más allá de eso sólo esperaba ansioso a quién se suponía debía ser el único allí.

¿La herida? Fue horroroso verla, deprimente, difícil de aceptar, el enfado estuvo presente, pero no con la persona que sus padres suponían. Al verse al espejo sólo parecía sentir alivio de que fuera su rostro el que saliera lastimado y no la persona que espero día tras día.

Un mes difícil terminó por convertirse en un año.

La casa en la que se guardaron tantos recuerdos estaba vacía, las personas que se suponía había visto día tras día no le daban razón de quien tanto moría por ver. Su corazón se llenó de rabia, había sacrificado todo por él. Se sentía miserable porque sólo una idea se le cruzó por la mente.

"¿Fue por la herida San? ¿Es porque ya no soy ese "chico bonito"?"

¿Acaso su físico fue lo que realmente le interesó? Wooyoung jamás había pensado en darle tanta importancia, jamás creyó que fuera un problema porque la única persona que le importaba parecía que lo amaría a pesar de todo. Se preguntó miles de veces si San, tras ver su rostro, decidió que ya no era lo suficientemente atractivo para él. No habría llegado a tal conclusión de no ser porque este no daba rastro de existencia, porque este decidió largarse.

Mio - Sanwoo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora