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Estaba nervioso, se colocó ese terno que no usaba en tanto tiempo, su cabello lo peinó bien hacia atrás, sentía un nudo en la garganta, su auto lo dejó estacionado cerca. Sus manos sudaban ligeramente, sólo faltaban diez minutos.

Se adentró, divisó el ascensor y presionó el botón que indicaba el último piso. Tenía un mal presentimiento pero quería ignorarlo. Quería poder pensar correctamente en todo lo que diría.

Hostilidad, todo lo que percibió al verlos a ambos sentados en la enorme mesa.

La mujer se acercó a él con una mirada penetrante.

—¿Cómo te atreves? —su voz salió dolida —Wooyoung es un chico de bien. El tuvo una buena crianza. El jamás... El jamás debió cruzarse con alguien como tú.

La impotencia en su voz se podía percibir fácilmente.

—Señora yo, lo amo, juro —sentía su voz cortarse —, juro que haré lo posible para darle una buena vida.

—¿Tú? ¿Una buena vida? —la mujer escupió.

Una risa sínica salió de la mujer.

—Sé —sentía ahogarse —Sé perfectamente lo que soy, me imagino que realmente yo soy lo último que quieren para su hijo, pero estoy siendo muy honesto, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por él, si estoy aquí es porque nosotros —suspiró—, vamos a casarnos.

—Debes está loco, eso no va a pasar, Wooyoung ni siquiera ha terminado su carrera y...

—Date cuenta —soltó esta vez el padre de Wooyoung —, quiero que me respondas algunas cosas —le indicó a su mujer que se sentara con un gesto.

—Claro que sí, señor —por primera vez en muchos años se sintió pequeño y con miedo, tan distinto al San que todos conocían y tenían.

—Quiero que me describas a Wooyoung, todo lo que creas que lo hace alguien especial.

—él —una leve sonrisa apareció en sus labios—, bueno, Wooyoung es una persona preciosa, es inteligente, hermoso, puede alegrar el día a cualquier persona, tiene la facilidad de hacer que lo ames, es una persona a la que no podría negarle nada a menos que sepa que le hace daño —miraba al piso—, es perfecto.

Su voz sonó con la ilusión de un niño cuya ilusión por algo fuera enorme.

—En efecto mi hijo es alguien increíble —la voz seca del padre causaba un escalofrío en su columna —, ahora quiero que te describas a ti mismo.

—Yo —sintió su voz cortarse —, yo...

—Tu eres un asesino— la madre espetó con amargura —, no mereces estar con mi hijo.

—Sé —la voz del padre resonó —, sé que eso es algo que sólo entenderás el día que lo traigas en un baúl, el día que vengas a pedirnos disculpas por el gran error que cometiste al llevártelo. Tu crees que amar a una persona es tenerlo cerca tuyo, pero no es así San, quizás nunca te enseñaron esto, pero amar a alguien es protegerlo y querer que sea feliz, ya sea contigo o sin ti. Wooyoung te ama y eso no lo voy a negar, busca hacerte feliz no importándole si se aleja de quienes lo criaron y amaron por muchos años, te quiere hacer feliz, pero tú, si lo amarás realmente —San sintió sus ojos enrojecer—, si de verdad lo quisieras, sólo buscarías que esté a salvó.

Su tono formal e incluso paternal le asqueaba.

—Es mi hijo y lo quiero vivo —un cuchillazo, sabia que era cierto, que con él corría peligro —, hay muy buenas opciones para Wooyoung, espero puedas entender eso. Su hermano lo extraña, otra cosa de la que se priva por ti. Una de las tantas. Jamás lo engreímos con lo material porque siempre ha sabido el valor del dinero, no es por tu dinero o la vida que le vas a dar. Es por ti, un amor adolescente del que se arrepentirá con los años.

Mio - Sanwoo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora