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—¿vendrás a mi graduación? —le hablaba la chica mientras San experimentaba con nuevas bebidas.

Una camisa blanca ceñida a su figura, su cabello bien peinado hacia atrás.

—Por supuesto —soltó concentrado al mezclar bien las bebidas.

—¿puedes creerlo? Terminé al fin.

—Sabía que lo harías niña, eres muy lista.

Byeol sonrio.

—Quizá le de algo de celos si llego contigo.

—Deja de pensar en él —dijo con una mirada seria—, no merece tu tiempo.

—¿Me besarás si es necesario?

—Por supuesto que no.

—¿Y si...?

—No vas a caer bajo por él, no tienes que probarle nada. Si él se perdió a alguien tan genial cómo tú se dará cuenta con el tiempo.

—Sólo —su voz se sintió pequeña —, sólo no me debes dejar sola en ningún momento, muchos estarán con sus padres, estará bien con tenerte toda la ceremonia.

—Estaré para ti todo el tiempo que sea necesario.

El día de la ceremonia fue bastante incómoda, San observaba a todos los jóvenes a su alrededor con seriedad, esperaba a que toda la ceremonia terminara, Byeol lucía nerviosa e incómoda, miraba constantemente en su dirección como buscando seguridad en él.

Sonrió al pensar en como se habían conocido, ambos tomaban, la escuchaba sollozar pero no preguntaba nada, jamás era de interesarse en asuntos de los demás. Tenía sus propias preocupaciones.

Un par de botellas y ambos hablaban de heridas que parecían cortar en el alma sin dar tregua, un amor no correspondido y uno que se vería imposible a futuro. El chico que amaba no la tomaba en serio, parecía ignorarla y le repetía que ya tenia a alguien a quien amaba. Sufría en silencio porque lo amaba como jamás amó a nadie.

San escuchó y pudo ser escuchado por alguien que parecía llevar la ternura como don principal, sin darse cuenta se encontraban por unos tragos y al conocerla mejor pudo encontrar mucho cariño en esta.

Dijeron su nombre, se levantó con una sonrisa orgullosa, la vio dar un brinco mientras señalaba el cartón con mucha felicidad. Le sacaba muchas fotos, decidieron poder salir y tomarse algunas, todos sus compañeras la miraban intrigada, era tímida en clases por lo que las sorprendió que apareció con quien llevan una pinta de modelo, porte y vestimenta muy lujosa para ser vista normal. Terno ceñido a su cuerpo, zapatos muy caros y un ramo de flores en el que no parecía haberse medido.

—Acompañame esta vez, prefiero ir contigo, es mi mejor amigo y por supuesto que será mejor si voy con mi novio.

—Te dije que estaba muy ocupado cariño —suspiró con resignación. Las cosas en la empresa demandaban cada vez más y más tiempo, sabia que podía descuidar su relación a veces—, me haré un tiempo, quizás llegue un poco tarde.

—Con que este un momento contigo será suficiente bebé —Wooyoung sólo sonrió al sentir el cálido beso.

No entendía porque jamás era igual, en su pasado podía olvidarse de cosas de zuma importancia por él, podía perderse asuntos que eran irrepetibles, sólo bastaba con que San dijera las palabras : "quieto verte" para tirar todo por la borda e ir desesperadamente a sus brazos. Se recriminó por pensar en él, ya no, no más San en su vida.

La noche del viernes llegó, sabía que sería una aburrida fiesta para adolescentes, ¿desde cuando pensaba así? Solía asistir a más fiestas que ninguno y ahora sólo meditaba en lo viejo que se sentía, acomodó sus cabellos bien, se vistió de forma muy sencilla.

Mio - Sanwoo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora