Mio - Sanwoo +18

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Recordaba cosas de su pasado, el desprecio con el que lo trató su madre cuando era sólo un niño, como tuvo que huir, los años de su adolescencia en el que se dio cuenta como el quitar una vida podía ser satisfactorio, vivir en una oscuridad de la que nunca salía.

En su adolescencia se la pasó entre drogas y malas amistades, con una gran habilidad para la pelea y después con las armas, tenía el respeto de mucha gente en su mundo, uno en el que cada vez sentía que hundía más a Wooyoung, al principio no lo entendía, pensaba que este lo quería por su dinero, que era el tipo de persona que sólo quería sacar algún provecho de él, no era posible, Wooyoung fue su fortaleza en ocasiones en las que él mismo pensaba que este lo dejaría adueñándose del dinero que tenía.

La vez que llegó al borde de la muerte y este lo curo, lo cuidó por días, el día que le mostró el lindo tatuaje que se hizo cuando cumplían una año de aquella relación sin nombre. Wooyoung le demostraba mucho en acciones, era honesto consigo mismo, él era todo lo que tenía, era todo lo que le importaba.

  - Le dije a Mingi que te vigile todo el tiempo que estés allí - Le susurró, ambos estaban desnudos mientras fumaban, San no podía dejar de verlo, su belleza era exquisita.

Recibió un fuerte abrazo de Wooyoung.

  - Eres el mejor San - este empezaba a besar su cuello, se acomodaba bien en su regazo - Quiero ser tu esposo San - Le susurró tomándolo por sorpresa, jamás en su vida se había imaginado que Wooyoung le dijera algo así - No, no quiero presionarte a nada, es sólo que - San se sentía demasiado extraño, ¿Desde cuándo Wooyoung se ponía así de nervioso? - E-es lindo que estemos así, y sonará ridículo pero - Escondía su rostro en el espacio del cuello de este - me encanta todo esto, y jamás antes había pensado en algo como una boda pero - Soltaba haciendo que el corazón de San latiera tan rápido - Pero cuando estoy contigo me pongo a imaginar cosas así de cursis y ridículas.

Era cierto, sabía que la relación que llevaban era peligrosa, que casi siempre estaba en riesgo pero no podía evitarlo, su corazón cada vez le pertenecía más a San, parecían llevar frente a todos una actitud excéntrica más toda la verdad era...

  - Te amo San - El pecho de San se sentía morir, la increíble calidez que sentía. Todo era precioso.

  - También te amo Wooyoung - soltó con mucha seguridad - Serás mi rey - Besó su hombro. Wooyoung lo abrazó fuertemente, sentía que lo tenía todo con San.

Sabía que volver a la universidad sería difícil pero quería asegurarse de que si estaría más ocupado en sus cosas San dijera con orgullo que tenía esposo, que esas tipas asquerosas podían irse al infierno, que San era suyo, y también estaría orgulloso de poder decir que él tenía a alguien para él.

- Sabes que me tienes Jung Wooyoung - Le susurró mientras pasaba sus manos por su piel desnuda, observaba aquel tatuaje, así era, se pertenecían de todas las formas.

Se besaban, se amaban de formas que pocos entendían, la necesidad de ambos era enorme, ambos encontraban su mundo en el otro, llenaban un vacío enorme con su amor. La vida de ambos no fue fácil, habían tantas cosas que aún no se habían dicho, cosas que parecían no tener importancia ahora.

Las semanas pasaban, Wooyoung empezaba a estudiar para que no le afectara el volver a la universidad, se sentía un poco triste, todos sus compañeros debían estar ya en quinto año, no iba a dejarse llevar por aquello, entraría y daría lo mejor de él. No, no lo hacía por dinero, era algo realmente que siempre le gustó.

San volvía muy tarde y lo encontraba estudiando, pese a esto este siempre le tenía preparada la cena y después de que este se duchaba se acurrucaba en sus brazos y le recordaba lo importante que era para él.