Capítulo 3

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Un ruido ensordecedor me despertó de golpe, la alarma no sonó, pensé que me había quedado dormida. Hasta que recordé la conversación de anoche y curiosamente mis labios otra vez formaron una sonrisa ¿Este tipo iba a ir robándome sonrisas así porque sí? El ruido sonó, nuevamente, me di cuenta de que estaban golpeando la puerta de mi casa. Rápidamente, me puse algo en los pies y me envolví con mi bata de segunda mano que compré para el invierno, estaba en rebaja por cambio de temporada, pero me encantaba usarla aunque hiciera calor. La idea fue sacada de mis libros, igualmente no podía salir a la puerta con la camiseta que me había quedado de la universidad y la utilizaba para dormir.

Miré para ver quién interrumpía a media mañana mi sueño tan placentero y divisé un chico con gorra. — ¿Quién es? — Pregunté aturdida.

— Señorita Rhys, vengo de parte del señor Scott para entregarle un paquete. — Abrí la puerta con el candado puesto, había crecido en un barrio bastante inseguro y complicado como para confiar en las personas, además vivía sola, necesitaba tomar algunos recaudos.

Me entregó el papel y lo firmé, leyendo atentamente de donde provenía. Abrí la puerta para que me entregara cuatro cajas enormes y un sobre con mi nombre. Dentro había una nota con una excelente caligrafía, que reconocí enseguida.

"Perdona por arruinar tu salida, espero poder compensártelo. Atte.: Scott. PD.: Úsala para ir al estilista y cárgalo a mi cuenta" La sonrisa que había empezado a ponerse en mi rostro, otra vez, desapareció cuando vi una extensión de una tarjeta dorada a mi nombre. Definitivamente, me cambio el humor, sabía como peinarme y pintarme para ir a una fiesta, tampoco era tan estúpida. Con mis ganas cayendo al suelo, fui directamente a prepararme un café, y cuando estuvo listo, volví de nuevo a mi pequeña sala para ver que contenían las cajas. 

Cuando abrí una de las más chicas, mis ojos, literalmente, no sabían lo que veían. Unos hermosos zapatos negros de gamuza salieron a mi encuentro, con plataforma e increíblemente eran de mi talla. Preciosos, suaves al tacto. Enseguida me despojé de lo que tenía puesto y me los probé, entraban a la perfección y eran súper cómodos. No estaba entendiendo nada. 

Tomé un sorbo de mi bebida y abrí la segunda caja, contenía un chal negro de hilo que cubría impecablemente mi diminuta espalda hasta llegar a mi cintura. Esto seguramente había costado una fortuna, junto a el, se encontraba una pequeña cartera de mano, también en color negro, con detalles plateados, no tan llamativa, y tenía la inscripción de esas famosas marcas de accesorios que solo llevaban las modelos por televisión. 

La caja más grande me asustaba, tomé aliento y decidí abrirla. Juro que se me cayeron unas lágrimas ante tal sorpresa. Era un vestido largo, plateado. La parte de arriba parecía ajustada, con un escote en V muy, pero muy profundo y apliques con strass y pequeñas lentejuelas que hacían que brillara todo el vestido a contraluz, atrás caía en cascada, dejando al descubierto gran parte de mi espalda y con tiras en mis hombros. Ahora entiendo la función del chal. La falda era amplia con una abertura al costado que llegaría a la mitad de mi muslo o un poco más. No iba a quedarme bien, era prácticamente imposible. La persona que lo haya comprado, habrá pensado en una chica alta y completamente esbelta, no en mí. Aunque definitivamente tenía un excelente gusto.

Mi curiosidad por la última caja me ganó y aunque no había terminado de digerir todo esto, la abrí y la cerré, rápido. Me levanté del sillón, me mordí las uñas y volví a abrirla. ¡Dios! Había un conjunto de ropa interior color gris plata y negro, que gritaba ¡Sexo! Inclusive había medias largas con un color de piel suave, parecido al mío. Debajo un estuche azul, con las letras dibujadas de una famosa joyería. Lo abrí y se encontraba una preciosa gargantilla con lo que imaginé que eran diamantes, y unos pendientes haciendo juego. No salía de mi asombro, la información no entraba en mi cerebro. No me veía reflejada en ese este tipo de prendas. Todo era demasiado perfecto, demasiado elegante y yo era tan común y sencilla. No es que me rebaje como mujer, pero yo estaba cómoda en otras prendas más casuales, este definitivamente no es mi estilo y jamás lo será.

Mi Futuro [Terminada]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora