La noche era cálida, ideal para un evento de esta magnitud, pero el aire de autosuficiencia de los invitados, era realmente fastidioso. La gente adinerada que estaba a mi alrededor, bajando de sus autos de alta gama, eran puros robots. Esta fue una de las grandes razones por las que me aleje de Jensen.
Mientras Michael decía nuestros nombres al conserje y nos adentrábamos al salón del gran hotel, Hilton, recordé lo normal que era Jensen en la secundaria y como fue cambiando conforme pasaban los años. Nuestra relación había durado demasiado para olvidarlo tan fácilmente, me costó. Fue mi primer amor y hasta ahora el último. Sentí como el dinero lo fue consumiendo, poco a poco, y siempre quería más, nunca se conformaba y estaba bien, era su vida. Me fue dejando de lado, mientras asistía a esta clase de eventos y hace cinco años lo había encontrado muy enroscado en su cama con una rubia, de la cual Jensen aseguraba que no sabía ni su nombre y todo había sido un error.
¿Un error que llevas a tu casa? No lo creo. Obviamente, ese fue el fin de nuestra relación. Supe después que era la hija de un banquero, quien le dio los primeros préstamos para que su negocio creciera a gran escala. Se casaron enseguida y se separaron, si mal no recuerdo, a los seis meses de matrimonio.
Scott me sacó de mis pensamientos.
— Rhys, ¿Recuerdas a Colter? — Me llamó por mi apellido. Muros arriba otra vez.
Mi sonrisa de negocios en mi cara ya estaba lista, asentí con la cabeza y estiré mi mano. La cual el señor Colter se la llevó a los labios.
— Es un placer verlo, señor. — Le dije recordando que habíamos trabajado para él, generando su mansión en las afueras de la ciudad.
— Señorita Rhys. Michael, jamás quiso pasarme tu número. — Dijo con una sonrisa pícara, tuteándome porque los años se lo ameritaban. Sabía que estaba haciendo una broma, era el único hombre que conocí en este ambiente de negocios, que llevaba más de treinta años de casado y amaba a su mujer tanto, como para complacerle todos los caprichos millonarios que ella tuvo en la construcción de su nuevo hogar.
Michael frunció el ceño y le dijo: — Katherine, es mi mejor empleada. No haría nada que la haga dudar para dejar mi empresa.
Reímos todos, aunque la tensión siguió en aumento, marcar tanto la diferencia que nos separaba en el ámbito laboral, no sé por qué, pero me molestaba. Michael no dejaba de tomarme la mano para poner mi brazo enganchado en el suyo. Parecíamos una pareja normal, en vez de negociantes. Seguimos saludando a personas que vagamente reconocía y a otras que Scott me las presentaba y hablaban de sus proyectos. Anoté en mi mente todo lo que pude y traté de implantar alguna que otra idea, pero la cercana masculinidad de mi jefe, me ponía demasiado nerviosa. Él estaba acostumbrado a esto y actuaba con naturalidad en cada paso que daba, hizo que llegue a sentirme cómoda con el ambiente, pero no con él tan cerca.
Pasó un mesero con copas de champagne y no dudé en agarrar una que tomé de un solo trago. Esperando que el alcohol haga maravillas en mí y me haga un poco más sociable. Michael me miró con el ceño fruncido, pidió disculpas con quienes estábamos charlando y me alejó a un rincón, muy cerca de una barra donde estaban sirviendo bebidas libres. Consciente de su cercanía, le pedí al barman un trago suave. Michael me miró directamente a los ojos y me susurró al oído.
— No bebas tanto. Estamos aquí por negocios, no por diversión.
Su tono era amenazante y frío, logró estremecerme, pero no de la manera que a una le pueda asustar, sino de la que a una la puede excitar. Tomé el trago que me dio el chico de la barra de un golpe y sus ojos se fijaron en mi lengua cuando la pase por la comisura de mis labios, saboreando el gusto del whisky que pude identificar. La bebida no era para nada suave como yo la había pedido. Sentí que me quemó la garganta, pero mis ojos desafiaban los de él y acercándome un poco más a su cuerpo, como el lo había echo conmigo, contesté...
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Mi Futuro [Terminada]✅
RomanceKatherine Rhys es mi nombre. No tengo idea de que voy a ser de mi vida de ahora en adelante, pero sé que en algún lado mi personaje favorito, espera conocer su protagonista principal. De algo estoy segura, nadie se merece sufrir tanto para poder alc...