Tener unos días para mí no estuvo mal, me relajé, compré algo de ropa e hice una visita al súper, leí, hice varias cosas que había dejado pendientes y leí un poco más, mi novela ya estaba llegando a su fin y tenía tan pocas páginas que ya sentía esa sensación de vacío que te deja la ausencia de un buen libro. Me debatía entre leerla toda de un tirón o hacerlo de a poco, pero me ganó la ansiedad, así que me desvelé llegando al final con lágrimas en los ojos.
El viernes por la tarde noche, antes de salir, tenía a todo el grupo de chicas en mi pequeña casa, cambiándose, probándose diferentes maquillajes y peinados. Parecíamos adolescentes. Esto lo hacíamos por Tamy. Se había separado recientemente y necesitaba despejarse con urgencia. La llevaríamos a comer y luego a tomar algo a un pub, que pasaban música y también se bailaba. Aunque no me gustaba bailar, no podía ir contra de la decisión de la mayoría.
Maggie no dejaba de preguntarme lo que había ocurrido en el viaje a Tokio, porque tuvo que aguantarse estos días el malhumor que Scott presentaba. Obvie el detalle de que él se acercó poniendo sus manos en mis caderas o cuando hizo preguntas de mi ex, pero le conté el humor de perros que lo caracterizó y me centré en darle un resumen laboral diciendo como me había dado la noticia del ascenso.
Decidí ponerme un vestido negro, corto de tirantes y apretado por todos lados, que si bien parecía incómodo, no lo era, la tela se estiraba y se ajustaba perfectamente a mi cuerpo. Mis zapatos de plataforma, no tan altos, y dejé mi pelo suelto. Mi maquillaje era bastante llamativo gracias a las chicas que decidieron que me quedaba bien, no estaba tan desacorde a ellas que llevaban minifaldas o shorts miniatura. En realidad, creo que era la que más tapada se encontraba. En la cena todas reímos y compartimos un buen momento, brindamos y salimos con unas copas de más.
Maggie, que era la única que poseía auto y sabía manejar, nos llevó hacia el pub. El ambiente era lindo y tranquilo. La mayoría era de nuestra edad, agradecí por eso. Pedimos unas margaritas y cuando salimos de la barra notamos como la gente que ya estaba en la pista de baile empezó a hacer espacio. Dejando a cuatro strippers, dos hombres y dos mujeres, en medio. Un par de guardias de seguridad a los lados. Sonreí a Maggie porque sabía que ella había escogido este lugar a propósito. Vimos a una divertidísima Tamara, ser arrastrada por uno de ellos, mientras que la sentaba en una silla y le hacía cosas que nunca imaginé, en público. Ella no se inhibió, al contrario, gritaba y se reía, y eso me ponía feliz. Al menos una de nosotras tenía algo para recordar con entusiasmo en la semana.
Sentí una mano aferrarse a mi cintura por detrás y apretarme para que no pudiera darme la vuelta. Distinguí un cuerpo duro y unos brazos firmes, el aroma fue reconocido instantáneamente por mis fosas nasales, una voz sexy que yo conocía a la perfección, me susurró al oído.
— Ni se te ocurra.
Sentí escalofríos, me soltó, me di vuelta y ya no estaba, esto era todo producto de mi jodida imaginación gracias a mis libros, las margaritas y los calientes strippers frente a mí.
Dejaron a Tamy que vuelva con nosotras, acalorada y abanicándose la cara con la mano, mientras reía y contaba radiante lo que sucedió, como si ninguna lo hubiéramos visto, igual me causó gracia su entusiasmo. Me distraje dándole la espalda al espectáculo, buscando un hombre con esa voz entre medio del alboroto, mientras que dejaba el vaso en la barra que tenía a pocos pasos. Sentí que me agarraban la mano y de repente tenía a los sexis bailarines por todos lados. Mis ojos se abrieron de par en par e intenté alejarme, pero no hubo chance. Uno me sentó sobre su regazo, mientras que otro tomaba mis manos para que tocara sus abdominales. Con la poca dignidad que me quedaba, logré soltarme de este y me di la vuelta para quedarme sentada a horcajadas sobre el chico que tenía debajo. Me corrí el pelo para un costado y le hablé lo más suave que pude intentando que mi voz sobrepasara apenas un poco la música.
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Mi Futuro [Terminada]✅
RomanceKatherine Rhys es mi nombre. No tengo idea de que voy a ser de mi vida de ahora en adelante, pero sé que en algún lado mi personaje favorito, espera conocer su protagonista principal. De algo estoy segura, nadie se merece sufrir tanto para poder alc...