Mi Futuro [Terminada]✅

Capítulo 12

No sé cuanto había pasado desde mi último episodio de depresión, tal vez fue alrededor de tres meses o más. Michael logró atrapar sin mí a su contador y a la mujer que parecía que tenía una aventura, Cassandra, con las manos en la maza. Justo cuando la citaba en un hotel para darle el sobre con un monto de doscientos cincuenta mil dólares.

Estuve en terapia. Jensen y Tina no volvieron a aparecer. Scott canceló todos los proyectos que tenía con su red hotelera. Al principio me sentí aliviada, pero la compañía había perdido una gran inversión.

Michael fue muy comprensivo, me desconcertó que no vuelva a intentar acercarse a mí, pero yo tampoco lo hice, desde aquella noche. Poco a poco, volví a insertarme en el trabajo. Jamás me bajó el sueldo o me descontó algo, dado todo el tiempo que perdí. Todo volvía a la normalidad de a poco.

Maggie, no solo siempre estaba pendiente de mí, sino que aunque tenga un mal día jamás se quejaba conmigo, me sentía egoísta por evitar que ella me charle demasiado o se desahogue conmigo de las cosas cotidianas, pero al mismo tiempo aliviada. 

Según mi terapeuta, que no era tan malo como yo me imaginaba, estaba casi completamente superado el tema. "Siempre dolerá, pero una cosa es que duela y otra que te consuma". Esas palabras se grabaron a fuego en mi piel. Podía hablar del tema, dolía, pero ya no me sentía vulnerable. Me costó reconocer que no había sido mi culpa, que todo lo que había hecho, como había actuado, era una reacción esperada por el dolor de sentirme traicionada por Jensen. Me costó perdonarme y perdonarlo, pero lo había logrado. "No se puede cambiar el pasado, pero si puedes planear un futuro" Otra excelente frase de mi terapeuta. Nunca había hablado con nadie del tema. Después del accidente, me encerré en mi dolor, ningún psicólogo pudo sacarme una palabra. Mi madre había intentado de todo para sacarme a flote, pero no tuvo otra opción que internarme. Cuando llegué a ese punto, los libros son los que me hicieron querer seguir con mis últimos exámenes en la universidad. Me hicieron poner metas para salir adelante y ahora, también las tenía. A veces me sentía reflejada en alguna que otra historia, y las mujeres que aparecían como protagonistas siempre superaban grandes inconvenientes. Ahí es cuando me empecé a preguntar si yo realmente podía avanzar y parecerme a ellas, mis heroínas literarias. Y pude. Ahora con más razón puedo sigo teniendo gente a mi alrededor que me aprecia y me quiere. Un hombre que no sé como describirlo, pero su compañerismo y dedicación hacia mi momento más oscuro, me demostró que sea lo que sea que tengamos puedo confiar en él. 

Cuando llegué a la oficina esa mañana Michael ya tenía preparado el café. Me ofreció uno y me comentó lo que había planeado para esta semana, luego de un momento de silencio, me dijo:
— Quería preguntarte... — Vaciló por un momento, moviéndose incómodo en su silla, que estaba en la otra punta de la sala. — ¿Quieres ser la nueva contadora de la empresa?

Mi cara se arrugó e inmediatamente le respondí: — Creo que ya estoy llevando los números. — Señalé las carpetas en mi escritorio.

— Si, bueno... — Otra vez se removió incómodo. — Quiero decir, si deseas ser la contadora oficial de la empresa, y dejar de ser secretaria, tendrías tu propia oficina, y tu propio personal a cargo.

No sabía por qué estaba tan inquieto haciéndome esa pregunta, pero yo estaba feliz. Me gustaba lo que hacía, pero no delegaba, solo revisaba números y se los mostraba a él. Aparte era eficiente en mi rol de secretaria, me encantaban ambos puestos.

— ¿Seguro quieres darme el puesto? ¿Es qué no estoy haciendo bien algo? — Sonreí, yo era muy buena en esto, esa seguridad no me la sacaba nada ni nadie, y él emanaba intranquilidad en sus movimientos. — Michael, ¿Estás bien?

— No quise decir que no eras eficiente en tu puesto, pero creo que es demasiado para una sola persona, y... — Hizo una pequeña pausa como queriendo encontrar las palabras adecuadas — No confío en nadie más.