Capítulo 9

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En la mañana no supe como ocultar mis ojos inyectados en sangre, su hinchazón, a pesar de que intente maquillarme con esmero, no podía conseguir ningún resultado favorable. Estaba enojada porque no pude mirar esas carpetas con números que tanto me atraían. No me motivaba nada. En años de trabajo, jamás había llegado tarde a mi puesto, pero hoy no tuve opción. Cuando llegué al despacho de Michael, toqué su puerta, mientras al otro lado, él, justo, estaba abriéndola. Nos topamos de frente, él seguía agarrando la manija y yo seguía mirando mis zapatos. Me levantó la cara, con su mano libre, y me miró directamente a los ojos, recorriendo mis expresiones de cansancio.

— ¿Estás bien? — En vez de regañarme por llegar tarde, él tenía el tono de preocupación en su voz.

Asentí. — Discúlpame por llegar tarde. No tuve una buena noche. — Dije con una mueca. Evite sus ojos en toda la oración. Sacó el bolso de mis hombros, lo dejó dentro del despacho. Me tomó de la mano y me guio directamente al ascensor, llevándonos, sin interrupciones, hasta el estacionamiento del edificio, me hizo subir a su auto y arrancó el motor.

No me habló. No le hablé. Dejé que pasara el tiempo. Cerré los ojos e increíblemente me dormí. Realmente anoche no había descansado más de dos horas. Estaba agotada, emocional y físicamente. Sentí que el mundo hablaba, pero no pude distinguir lo que decía. Dejé que la brisa siga golpeándome la cara. Rogando por cambiar. Rogando por ser más fuerte. Rogando porque no vuelvan los episodios de años anteriores.

— Katherine despierta. — Michael sacudió mi hombro suavemente.

Miré a mi alrededor y vi un hermoso parque con un lago, en un lugar totalmente desierto. ¿Estaba soñando? Miré mi reloj. Marcaba casi la hora del almuerzo. Scott bajó del auto, sacó una manta del asiento trasero y una bolsa con... ¿Eso era comida? Mi estómago rugió haciéndome creer que esto era la realidad, ¿Pero como había pasado? Bajé y me estiré un poco. Me saqué los zapatos y sentí la hierba fresca bajo mis pies. No había gente alrededor. No tenía idea de donde estaba con mi jefe y esto, definitivamente, no era una reunión de negocios.

Arreglé un poco el pelo con mis manos. Llevaba un rodete que me presionaba la cabeza y decidí soltarlo. "Esto es un sueño" me convencí. Podía decir y hacer lo que quisiera. Mi pelo castaño cayó en cascada por toda mi espalda. Realmente estaba largo.

— Tendría que cortármelo. — Pensé en voz alta, mientras examinaba las puntas de mi cabello.

— Ni en sueños. Te queda perfecto. — Gruñó Michael, mientras estiraba la manta. Intenté ayudarlo, pero me descartó con una mirada.

— Esto es hermoso. — Dije abrazándome a mi misma. — ¿Estoy soñando?

— ¿Por qué lo preguntas? — Me contestó Scott mientras comenzaba a sacar la comida y servía vino en copas. ¿De dónde había salido todo esto? Sí, definitivamente, era un sueño.

— Porque estoy en un lugar perfecto. En una especie de picnic perfecto. Con un hombre que parece perfecto. — Dije mirándolo. Michael sonrió. Una sonrisa tan sincera y preciosa que me dejó con ganas de retratarla en una foto para siempre y vi, que por un instante, sus ojos se iluminaron.

 — No soy perfecto y esto no es un sueño. Simplemente, los dos necesitábamos un día libre y lo planeé mientras dormías en mi coche.

Estaba mintiendo, estas cosas no se planean tan rápido ¿O si?

— Dime algo para saber que no estoy soñando. — Lo desafié con la mirada, parándome frente a él con mis manos en la cintura, en un intento muy infantil de ser ruda.

Se levantó y me ofreció una copa de vino. Si lo tomaba demasiado rápido iba a subirse a mi cabeza, que hoy no estaba centrada para nada. Así que solo mojé mis labios y pasé mi lengua a través de ellos. Sentí a Michael mirarme la boca y enseguida volvió a mis ojos.

Mi Futuro [Terminada]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora