Capítulo 6

283 51 11
                                    

Llevaba algo más de una semana en Seúl, semana que había pasado junto a mi mejor amiga y su familia recorriendo todos aquellos sitios a los que habían planeado llevarme. Nunca antes había visitado Seúl de aquella manera, pero aquella mañana era diferente.

A pesar de ser sábado Irene y yo habíamos estado todo el día en casa, ella lucía algo nerviosa, a pesar de lo mucho que intentaba ocultarlo. Llevaba horas intentando encontrar el mejor conjunto para ponerse mientras yo la observaba con un top de Diesel a rayas, que me había conseguido mi hermana cuando estuvo trabajando allí, y unos pantalones cargo ancho y cómodos.

—¿Te gusta esto?—Decía sobreponiéndose un conjunto demasiado formal para como vestía últimamente.—No, esto no me pega.

—Sigo sin saber por qué estás tan nerviosa.

—No estoy nerviosa.—Negó con un ligero tono de molestia.

—No me mientas.

—No lo estoy, solo quiero estar presentable, ya te he dicho que era necesario y tú estás ahí con esa ropa cómoda y esos auriculares de diadema en el cogote.

—Voy bien, deja de ser tan exagerada que pareces mi madre.

—Ni se te ocurra compararme con esa mujer.—Bufó.

—Pero enserio Rina, ¿Dónde vamos?

—No puedo decírtelo, Wheein y yo lo hemos acordado así, ya mucho que he accedido a que vayamos.

—Por dios, ¿Me vais a llevar a la iglesia?—Dije incorporándome.

—No, no soy creyente recuerdas, y Wheein tampoco.

—Se ve que está yendo últimamente, cree que eso la acercará a Hye-jin.

—Hye-jin en la iglesia, ¡Baf!—Se echó a reír.—¡Si esa puta pisa la iglesia sale ardiendo! Verás cuando la vea Wheein hoy...

—¿Está ella aquí?

—Si, bueno...—Se frotó la frente, parecía que alguien se había ido de la lengua.

—¿Así que vamos a ver a Hye-jin? No nos llevaréis a un restaurante fino ¿No? Con lo mal hablada que es...

—Por favor—Puso acento francés mientras hacía ademanes con la mano.—Que ahora es una mujer parisina con clase, o là là, oiu oiu, baguette, macaron.

—Eres una idiota maddame Irene.—Le seguí el rollo poniendo el mismo acento.

—Como usted maddame Sunny.—Utilizó mi nombre americano, el cual rara vez utilizaba en Corea y pocas personas lo sabían.

—Acaba de vestirte anda.—Dije recuperando mi acento normal.

—Como quiera señorita maddame Sunny—Respondió manteniendo aquel acento y sacándome una sonrisa.

Estos días estaban sanando mi relación con Irene, y al parecer a ella también le estaban viniendo bastante bien. De momento no había bebido nada más que una copa de vino blanco en una cena con sus padres, y no había salido ninguna noche a tener sexo esporádico con algún desconocido de Tinder, estaba centrada en que pasásemos tiempo juntas y también junto a su familia.

Al final mi mejor amiga se decantó por algo que era bastante formal para como vestía últimamente, y que había recuperado de aquella época en la que yo aún seguía aquí. Una camisa fina de manga larga con un pronunciado escote y mangas abullonadas negra y un tejano a juego sin ningún tipo de roto. Se había recogido el pelo con una bonita pinza, tal y como hacía hace años, y se había decantado por ponerse unas bambas algo formales, no aquellas desgastadas converse blancas que siempre llevaba, incluso se había puesto un pequeño bolso de aquellos que tanto llevaba antes.

No eres fea, Moon Byul-yiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora