Capítulo 12

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Empecé a caminar por las calles en dirección a casa de mi mejor amiga, que seguía sin cogerme el teléfono.

Me dejé llevar por mis pensamientos, dispuesta a recordar todos y cada uno de aquellos momentos que me habían llevado hasta el lugar en el que estaba hoy.

Habían pasado ya ocho años de aquello, y aún aquel recuerdo seguía atormentándome...

—Míralos que bonitos se ven juntos.—Alagó mi madre, aprovechando para sacar una foto mía con Eric, el chico con el que estaban empeñados en emparejarme.

—Mamá para ya.—Me quejé, ni siquiera quería estar ahí, menos porque mis padres y el padre de Park Eric se las habían apañado para arreglarnos una primera cita, a la que yo ni siquiera quería ir.

—Vamos Yongsun, no te quejes tanto, tienes suerte de que un chico guapo y de buena familia te vaya a llevar al . Deberías de estar agradecida.—Bufó aquel que se hacía llamar mi padre, y al que apenas veía.

—Eso, ¿No has visto la suerte que tienes?—Habló Eric, dándome incluso más asco que cuando lo había dicho mi propio padre, dejando que su mano cayese lentamente a lo largo de mi espalda, en dirección a mi culo.

Di un paso hacia adelante, haciendo que mi madre se quejase por no dejarle tomar más fotos.—Será hora de irnos ¿No?.—Espeté con un tono serio, no muy convencida de irme con aquel imbécil.

Conocía a Eric desde hacía ya un tiempo, siempre había sido un completo idiota. Era el típico niño mimado con el ego tan alto que se hacía insoportable estar con él, lo habían criado para creerse un dios, y se comportaba como tal.

Salimos de la casa de mis padres en busca de su chófer, que esperaba abajo para llevarnos a aquel maldito lugar en el que accedí a todo aquello, y que probablemente será de las cosas de las que más me arrepienta en la vida.

—Es un plan redondo Kim.—Intentó convencerme Eric de su punto de vista una vez ya estábamos acomodados en el cine.—Tu accedes a que seamos novios y tus padres te dejan en paz, soy lo que ellos quieren para ti, y una vez que accedas no te expondrás a acabar como tu hermana. O quieres acabar en coma como ella.—Por aquel momento mi hermana aún seguía hospitalizada, había vuelto a intentar acabar con su vida y esta vez había llegado más lejos de lo que había conseguido antes.

Mis padres la habían intentado convencer de casarse con aquel desgraciado, bueno, convencer sería bastante agradable para todo aquello que le llegó a soltar por la boca mi padre. Presionar creo que sería más correcto.

—Yo no pienso tocarte un pelo, de verdad, no me interesas.—Aseguró con un cierto tono de niño bueno, al mismo tiempo que me apoyaba su brazo sobre mi reposacabezas.

—¿Y lo de intentar tocarme el culo antes?—Bufé.

—Era amistoso, la última vez que lo hago si es lo que deseas.—Mintió deliberadamente aquel hormonal.—Pero si vas a ser mi novia, como mínimo tendremos que parecer una pareja.—Replicó intentando que comprendiese su punto de vista.

—No lo tengo claro, no me fio un pelo de ti.

—Y qué prefieres, ¿Qué te busquen a otro chico que se te adapte? ¿Y si acabas como Yong Hee?

Pensé de nuevo en aquella imagen, mi hermana había estado muy mal psicológicamente antes de todo aquello. Tenía ataques de pánico cada vez que un hombre desconocido se le acercaba demasiado, por no hablar de aquellos cortes profundos que llevaba a lo largo de los brazos, y de las noches que pasaba llorando en silencio, había estado demasiado mal y yo no me había dado cuenta de todo aquello hasta que había sido demasiado tarde.

No eres fea, Moon Byul-yiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora