🪐Lo que nunca te diría🪐[Mattheo Riddle]

VII

Cuando entramos en clase de Herbología, el aire estaba muy tenso, nos tocaba con Gryffindor y no es la mejor combinación.

Me fui a un lado de la mesa y Tom se fue a otro, su hermano no estaba.

La profesora nos tomó atención y empezó con su clase. Cuando de repente, se abrieron las puertas.

Mattheo Riddle.

Voy a ahorrarme el recordar la bronca que le echó la profesora, solo con decir que después no le dio tiempo a seguir con mucha más clase, os hacéis una idea.

Salimos de clase y pude ver como Mattheo estaba quejándose con cara de pocos amigos. Tom me miró y sacó una sonrisa ladeada. Yo ladeé la cabeza y sonreí. Después, los dejé para irme a mi habitación.

Cuando llegué apunté un par de cosas en la libreta, algunos apuntes de Herbología.

Estuve toda la tarde en mi habitación escribiendo y escuchando música. Solo bajé para pillar algo para merendar, además, aproveché para agarrar algo de cenar y llevármelo a la habitación.

El primer día que estuve aquí y me di la vuelta por el castillo, me enamoré de la Torre de Astronomía.

Esa torre.

Pensé en ir mientras me comía lo que agarré del Gran Comedor, era de noche y seguramente no me encontrase mucha gente de camino.

Cuando bajé a la Sala Común pensé que me encontraría con alguien, pero no había nadie.

Paseé por los pasillos oscuros y silenciosos de Hogwarts hasta que llegué a las escaleras. Las subí y llegué hacia arriba.

Me apoyé en el borde de la Torre, pero sentí una presencia a mis espaldas.

Olía a Riddle. A Mattheo Riddle.

–Se que no lo necesitas Riddle, pero te voy a dar un consejo, la próxima vez que llegues tarde a una clase, ni si quiera hagas el intento de entrar. –Me giré y lo miré. –No solo por tu bien, sino por el bien común de la clase.

Me miró de arriba abajo mientras ladeaba la cabeza. –Me lo apunto señorita Black –Y me sonrió.

Se me acercó y yo volví a mirar al horizonte, dándole la espalda, y con una mano, le indiqué que se pusiese al lado mío.

Estuvimos en silencio un par de minutos, pero él, lo interrumpió.

– ¿Qué pasa contigo Black? –Me preguntó, lo cual me sorprendió.

– ¿A qué te refieres Riddle?

– ¿Por qué todo el mundo susurra a tu paso? ¿Por qué nadie se te ha acercado aún? ¿Por qué esa desconfianza en los demás? ¿Tienes algo dentro de ti que ocultes?

–Todo el mundo oculta cosas Riddle, yo misma podría hacerte esas mismas preguntas, ¿Por qué ese miedo a tu familia? ¿Por qué esa faceta tan fría y calculadora? ¿Qué es lo que ocultarán los Riddle? ¿Qué será eso que hace que a todo el mundo se le ponga la piel de gallina al mencionar vuestro apellido?

–Eres buena en esquivar preguntas –Me dice.

–Y tú en hacerlas.

–Lo dudo mucho.

– ¿Por qué?

–Porque no voy a conseguir que las respondas, no por lo menos ahora –Me contesta.

–Eres bueno preguntando, pero te falta práctica –Le miro, me mira, le guiño un ojo, me doy la vuelta a punto de marcharme.

Él me sigue con la mirada.

–Adiós Riddle, buenas noches.

-Buenas noches señorita Black.