Guilty Pleasure

Capítulo 12: Papeles invertidos

¡Muy buenas tardes a todas! ¿Creían que no me iba a aparecer con la actualización? Pues ya vieron que se equivocaron xD Espero hayan disfrutado su semana santa. A menos que estés en México y no curses en universidad, aún te quedará otra semana para disfrutar antes de preocuparte por deberes y exámenes lol. Ahora siguiendo el tema, disfruten de este capítulo; las cosas están tomando un giro un tanto inesperado y brusco pero todo está fríamente calculado –creo-. ¡Disfruten! ¡Y nos leemos después! Matta ne~

Agradecimientos a Denisse_Uchiha y kiraKenny por votar mi historia :3

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Su escasa paciencia era lo que le había orillado a aceptar aquella invitación, incluso cuando sabía de antemano que la situación podría salírsele de las manos tanto por su explosivo carácter como por la fastidiosa personalidad que poseía el blondo.

El barullo de los alrededores no era algo que molestara a ninguno de los dos. Tampoco el que se tomaran su tiempo en traerles la orden pedida hace un cuarto de hora. Lo que estaba siendo un tanto difícil de lograr era la ansiada comunicación.

¿Cómo podían arreglar sus problemas cuando ni siquiera podían decirse absolutamente nada?

—Deja de preocuparte por estupideces. Estabas borracho y no sabías ni lo que hacías –habló Aomine con enorme calma, como si ya no le importara más aquel tema.

—B-Bueno, es que es vergonzoso cuando pienso en lo que hice…-suspiró tendidamente, con una mirada gacha y muy poco valor moral para encarar al moreno. Habrá estado hasta las narices de alcohol, pero conmemoraba nítidamente lo que había hecho.

—Como dije, no tiene caso que sigamos hablando sobre eso –sus papas fritas habían sido traídas, por lo que pronto su boca estuvo llena de ellas-. Así que deja de comportarte de ese modo tan penoso –regañó.

—¡No es cualquier cosa! –replicó un tanto chillón. Por alguna razón estaba irritado de que su acción fuera tomada por nada.

—Ya me ofreciste disculpas como…un millón de veces. Ya te dije que las cosas están bien y que dejes el alcohol. ¿Qué más quieres que te diga? –encaró, arqueando una de sus cejas con molestia.

—¿Qué te enfades más quizá?

—Estás demasiado hormonal este día, Kise –chasqueó con molestia. No soportaba cuando se ponía de bipolar.

—¡Aominecchi! –replicó.

—Sólo comamos en paz y punto, ¿es mucho pedir acaso? –el resto de la comida les había sido traída al fin y podían llenar sus estómagos como era debido. Las prácticas les dejaban hambrientos.

—¿Y cómo han ido los entrenamientos? –ya era hora de ir cambiando del tema y hacer que la situación no se tensara más.

—Fastidiosos como siempre. Entre Satsuki y Wakamatsu, las cosas se ponen espesas –mencionó sin mucha condolencia. Y es que en verdad podían ser un grano en el culo.

—Te entiendo. Desde que Kasamatsu-senpai se fue, lidiar con el resto de los jugadores es algo…complicado –soltó con vileza.

—La Copa de Verano está a la vuelta de la esquina. Veremos quién obtiene la ventaja en esta ocasión –sonrió lleno de autoconfianza. Su mirada denotaba que iba a por todas y nadie se metería en su camino; y ese simple gesto encendía la llama de competitividad que había en Kise Ryouta.

—Eso está por verse, Aominecchi. He mejorado mucho desde la última vez, así que no te confíes.

—Umm, eso suena un poco prometedor, Kise –sonrió ladina y socarronamente. Allí estaban con sus infantilismos de toda la vida; era así como se llevaban cuando estuvieron en Teiko. Oh, esos viejos años de antaño.