Capítulo 19: Tempestad

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¡Hola lectoras mías! ¿Qué pensaban? Seguro que ya había dejado botada la historia XD No las culparía la verdad. Pero no, para nada, sencillamente no se me ocurría nada qué escribir y también pasaron muchas cosas. Aunque ya saben, forma parte de los gajes. Pero dejando eso a un lado, creo que me odiarán un poquito más con este capítulo jejeje Creo que ya el título les dirá mucho lol.¡Disfruten, no se olviden de expresar sus dudas existenciales y nos estamos leyendo! Au revoir~


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Para alguien que no estaba acostumbrado a grandes reuniones entre familiares y amigos, todo ese ambiente le resultaba enormemente extraño y en cierto modo, incómodo. Tanto porque no se llevaba lo suficientemente bien con esos hermanos como por el hecho de que aquel narcisista rubio parecía haberse olvidado de todo y se la vivía charlando alegremente con ese grupo de extranjeros de esas viejas anécdotas que les conferían exclusivamente a ellos.

Terminó su platillo y se puso en pie en completo silencio. No quería seguir en ese sitio por más tiempo. Consideraba que era mejor enfriar sus pensamientos y tomar un poco de aire fresco; toda esa convivencia ruidosa y amistosa estaba sacándole de sus cabales.

—Ey idiota, ten un poco más de tacto —maldición o bendición, Eiko era la que estaba más próxima a Kai, por lo que podía susurrarle cualquier cosa sin que el resto escuchara.

—Se habrá aburrido. Esto no es muy su estilo.

—Obviamente no es por eso —le pellizco por debajo de la mesa, como cuando eran críos—. No te perdonaré si sigues jugando con él de este modo. Es cruel.

—¿Por qué lo defiendes tanto? —cuestionó con cierta molestia—. Él sabe lo que hace.

—Tú también y no veo que hagas algo al respecto.

—¿Ah?¿Aomine se ha ido? —alguien más se había dado cuenta de la partida del moreno—. ¿Se habrá sentido mal o algo? Creo que deberíamos irlo a buscar.

—Descuida, ese tonto estará bien, Marko —le decía Kagami. Él era despistado pero no tanto para darse cuenta del motivo que sacó al peli azul del restaurante.

—¿Lo crees?

—Deja de preocuparte. Mejor termina pronto para que podamos tener un one-on-one —el pelirrojo sonrió con enormes ansias. Parecía estar muy motivado por retar al italiano.

—Sí, te mostraré lo mucho que he mejorado desde que nos enfrentamos en América —le devolvió el gesto. Nada como un par de chicos llenos de competitividad.

—¿Así que, qué harás eh Kai? —preguntó seriamente la castaña a su hermano.

No se había dado cuenta de cuánto había estado caminando hasta que decidió ponerle atención a su alrededor y se percató de que el zoológico era un lugar que había dejado atrás quién sabe desde qué hora; y lo peor es que no reconocía nada de lo que conformaba su escenografía actual. ¿Eso quería decir que estaba completamente perdido?

Pero se sintió aliviado en el momento en que vio que su teléfono aun poseía carga y todavía contaba con dinero suficiente para coger un taxi y regresar a casa. Por lo menos algo había salido bien.

—Mm... Vaya, una cancha de basquetbol —bastó con mirar hacia su izquierda para encontrarse con esa amplia área. Que para fortuna suya se encontraba rebosar de jugadores que prometían entretenerle al menos durante una media hora—. Un poco de ejercicio tras comer no va a sentar nada mal.

Y efectivamente, cada uno de esos chicos le aportaron cierto afluente de adrenalina y bienestar. Había sido una manera estupenda para matar el rato y desconcertarlo durante algunos minutos de todo ese asunto que no dejaba de fastidiarle la existencia. Tal vez si fuera menos cabezota, orgulloso y acomplejado con ganar siempre, la historia sería totalmente diferente.

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