Ya habían pasado más de tres horas desde que él se había marchado de su residencia y sin embargo en lo único en que se ubicaba su mente era lo que había pasado sólo por la lucha de la supremacía de aquella lata.
¿Pero en qué demonios podría estar pensando aquel rubio cuando hizo lo que hizo, como si fuera tan natural y obvio como el respirar? ¿Qué le había orillado a cruzar esa línea prohibida que jamás creyó que alguien osaría en traspasar con él? ¿Cuál era la verdad intención tras ello? ¿Fastidiarlo? ¿Arruinarle el resto del fin de semana, vengarse por su insubordinación? ¿Qué cojones atravesaba la mente de ese jodido profesor cuando se atrevió a besarlo sin más?
Tras una necesaria y larga ducha no tuvo más remedio que encender la televisión y librarse de esos pensamientos que no le traían nada bueno. Lamentablemente ni los shows que aquella caja le mostraba, fueron suficientes.
Todavía podía experimentar aquella sensación sobre sus labios, como si el contacto no hubiera tenido ni un minuto tras concluir. Aún sentía la dificultad para tragar saliva y esa falta de aire que le abrumaron en cuanto ambos se apartaron el uno del otro, observándose.
Era absurdo, estúpido, sencillamente anti natural el que estuviera experimentando esa serie de notorios y desagradables síntomas. A él le gustaban las tías buenas y de pechos grandes, no un sujeto narcisista con las mismas cosas que él poseía bajo la cremallera de su pantalón.
—¡¿Pero qué demonios pasó en ese momento?! ¡Maldición, ¿pero en qué cojones estaba pensando ese idiota?! Él me be...-no concluyó tan simple tiempo verbal por todo lo que eso escondía y significaba en ese instante para él. Sencillamente tener que asimilar lo que había pasado era demasiado hasta para su persona-. ¡El peor del asunto es que...! -chasqueó la lengua, malhumorado y con ese entrecejo totalmente torcido. Estaba cabreado por tantas cosas que no sabía qué maldecir primero.
Apagó el televisor y ascendió a la segunda planta. Tal vez hallaría un poco de tranquilidad en su habitación y esa experiencia traumática quedaría en el baúl de sus recuerdos.
Alzó la esquina derecha superior de su colchón, revelando su apremiante tesoro: aquellas bien cuidadas revistas de su amada idol. Eso en definitiva debía devolver sus confundidos y shockeados pensamientos a la heterosexualidad.
Tomó asiento sobre su cama y empezó a hojear la revista con un obligado interés.
—Tsk...¡¿Ni siquiera esto sirve ahora?! -se recriminó a sí mismo con claro tono estricto e intransigente. ¿Por qué su amada modelo no tenía el efecto de siempre en él?
Sin resultados inmediatos, sólo colocó la revista a un lado. Cogió su celular y empezó a revisarlo; había una llamada pérdida de hace media hora.
—¿Tetsu? -suspiró y remarcó. Quizás la voz de un viejo conocido le ayudaría a despejar su constipada mente.
—¿Aomine-kun, qué sucede?
—Eso mismo pregunto yo. ¿Por qué has llamado? -intentó no sonar demasiado motivado o interesado en sus motivos para telefonearlo.
—Ah, eso. Es que Kagami-kun ha hecho demasiada comida y pensé que sería buena idea invitarte. Ya que eres un troglodita como él -mencionó con naturalidad.
—Estás en su departamento, ¿no? -pasaría por alto el claro insulto hacia su persona; no toleraba que se le comparara con el pelirrojo.
—Así es. Si gustas venir, adelante. Todavía hay mucho -tras ello colgó.
—Es mejor que quedarse en casa y seguir pensando...-cortó el rollo y se puso de pie nuevamente. Debía cambiarse e irse. Soportar a esos dos era mejor que continuar debatiendo sobre lo que pasó entre Tatsuhisa y él.
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Guilty Pleasure
FanfictionSu segundo año en la Academia Tōō había dado inicio y estaba lleno de motivaciones para entrenar y derrotar a su más acérrimo enemigo. Sin embargo, no contaría con que su vida académica empezaría a tornarse una verdadera guerra sin cuartel donde ese...