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El día anterior había recorrido casi toda la ciudad con Atsushi y con el tiempo restante me había hablado de la unviersidad. En su caso, estaba rodeado de personas buenas y de toda diversidad. En ese aspecto, estaba muy contento. Sin embargo, me había comentado que la mayoría de sus profesores eran muy desinteresados con respecto al entendimiento de su propia materia. Esperaba que, al menos, yo tuviera esa suerte.

No me interesa relacionarme con los demás porque sé que tarde o temprano me alejaría yo o lo harían ellos, y un vínculo cercano convellaba al sufrimiento, y no estaba aquí para dramas precisamente. Ya había tenido suficiente.

Salí por la puerta para buscar a Atsushi, quien ya se encontraba esperando en la puerta mirando a un punto fijo en el suelo. Se giró hacia mí.

—Buenos días. Vamos, no deberíamos llegar tarde.

Ni siquiera contesté a lo que dijo y abrí la puerta. Bajamos juntos las escaleras, atravesamos el portal y salimos del recinto. El aire fresco y mañanero me golpeaba la piel y maldecía internamente no haberme abrigado por la intensa sensación de calor que sentía dentro de mi habitación. Aún así, disimulé los escalofríos y mi compañero no parecía prestarme mucha atención, así que me abracé mientras caminábamos. En el camino pensaba cómo debía presentarme, quiénes serían mis compañeros, si aprobaría todo de una. Siempre he sido un buen estudiante, destacando en algunas materias. Claro que, había perdido rendimiento y ganas después de lo ocurrido por mi propia culpa.

23 de septiembre, 2020.

Usuario desconocido: Arahabaki. Control de gravedad. Destrucción completa de la zona este 468. Gravedad del asunto: 90. Llamamos al servicio militar para detenerlo.

63 personas han muerto, repito. Necesitamos refuerzos.

24 septiembre, 2020.

Usuario conocido. Nakahara Chuuya, 20 años, omega.

Estado: crítico, en coma.

Habilidad principal: control de gravedad.

Habilidad oculta: Corrupción. Se determina que desconocía la posesión de esta, provocó una explosión de manera inconsciente. No se le adjudican cargos. Debe abandonar el pueblo.

Conseguimos detenerlo gracias a la intervención del usuario 928, su habilidad permite provocar un sueño profundo que, debería durar solo un par de horas.

30 de septiembre.

Silencio. Eso fue lo que escuché cuando abrí los ojos. Una sala demasiado iluminada por el sol. Mi corazón latió con fuerza. ¿Dónde estaba? Me dolía todo el cuerpo, y aún así este se las arreglaba para provocarme temblores y dolores intensos en la garganta. El ruido de la puerta me sacó de mi trance y una enfermera junto a mi hermana entraron por la puerta, alarmadas.

—¡Chuuya!—gritó mi hermana. Por cómo salió su voz, noté que algo realmente malo tuvo que pasar. No era esa clase de personas que suelan llorar, pero su garganta no mentía.

—Tranquilo, Nakahara-san—me comentó la enfermera—. Tu corazón está latiendo con demasiada fuerza, debes reposar y mantener la calma. De lo contrario tendremos que sedarte—y dicho esto respiré profundamente, algo adolorido. La enfermera conectó un cable vayamos a saber para qué y se retiró, dejándonos solos.

—¿Q..qué ha p-pasado?—dije tartamudeando. El dolor me estaba consumiendo con cada pensamiento. Sentía mi cabeza arder sin recuerdos.

Mi hermana se acercó a mí y me acarició la mejilla con la mirada baja. Cuando me miró directamente, tenía el rostro lo suficientemente serio como para asustarme. Me imaginé lo peor, como una explosión en casa, una violación o una pérdida de control de alguna habilidad.

Hechos para estar juntos. [Soukoku/Shin Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora